lunes, 21 de diciembre de 2020

EN OTRO PAÍS

 


Una madre y su joven hija, estudiante de cine, huyen a la ciudad costera de Mohang para eludir las deudas que han contraído. La joven empieza a escribir un guión que tiene como protagonistas a tres mujeres llamadas Anne (Isabelle Huppert). La primera Anne es una directora de cine de éxito. La segunda Anne es una mujer casada que tiene una aventura con un director de cine coreano. La tercera Anne es una divorciada cuyo marido la dejó por una mujer coreana. Cada Anne se hospeda en el mismo pequeño hotel, recibe ayuda de la hija del propietario y se aventura en la playa donde se encuentran con el socorrista que deambula por ella.


Isabelle Huppert interpreta a tres mujeres en historias diferentes, pero en el mismo entorno geográfico y casi con los mismos personajes secundarios. Se trata siempre de una francesa llamada Anne, quien primero es una realizadora cinematográfica que visita a un colega coreano con el cual tuvo un affaire, apenas un beso, según cuenta él; luego es la esposa de un exitoso ejecutivo de una firma automovilística, que aprovecha un viaje de este a Hong Kong, para encontrarse con su amante: un coreano director de cine y televisión; y por último, una mujer recientemente divorciada que decide irse de vacaciones con una amiga para sobrellevar el mal trago. 
De una forma ligera y entretenida, el film denuncia defectos y contradicciones de la sociedad coreana. Entre otros, el alcoholismo, la infidelidad, la falta de respuestas de la religión y el atractivo que tiene Occidente (representado en esta seductora mujer francesa). También se critica a los hombres coreanos, a los cuáles se los muestra como insensibles, interesados solamente por el sexo.


Habrá muchos espectadores a quienes esta especie de experimento del coreano Hong Sang-soo les parezca una sandez, les resulte aburrido o incomprensible. Sin duda no es fácil entender el film y su propuesta, que deja abiertas diversas interpretaciones. Creo que es más sencillo alcanzar el sentido de la película y, por tanto, poder disfrutar de ella, si se toma como un ejercicio de metaficción, en el que hay que centrar la atención en la joven que escribe guiones, su presencia en el inicio del film y su recurrente aparición al final de cada historia (salvo de la última), no es gratuíto, es la forma que tiene el realizador de mostrarnos que lo que vamos a ver es lo que escribe la chica que se inspira en lo que ve: ella se aloja en ese hotel, está en el lugar y recorre sus calles y playas, e incluso, en la historia que escribe, aparece algún personaje de los que están con ella. A partir de ahí, también es importante la colaboración del espectador para entender que, por ejemplo, en la segunda historia, las falsas apariciones del amante, no son tanto imaginaciones del personaje de Huppert, como tachaduras de la autora en el guión que está escribiendo y que reescribe hasta encontrar la forma que más le satisface; al igual que las tres relatos, no dejan de ser tres propuestas que ella hace para enfocar la historia de tres maneras diferentes pero con los mismos o parecidos personajes. 
En el fondo, pues, una reflexión sobre la creación y el camino que recorre el creador envuelto en un relato lleno de metáforas, un particular sentido del humor y un montón de detalles que conforman una película que es un gran ejercicio de estilo y de búsqueda de nuevas fórmulas en el relato audiovisual.




2 comentarios:

  1. Me resulta muy simpático este Hong Sang-soo: sus películas tienen algo de Éric Rohmer en clave asiática.

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    1. Si se logra conectar con su forma de hacer cine, esta peli tiene sus momentos divertidos y, desde luego, se sale de los caminos trillados.

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