jueves, 22 de enero de 2015

EL FINAL DE NORMA

Pedro Antonio de Alarcón construye una rocambolesca trama alrededor de la cual gira la narración de esta novela. Su protagonista, Serafín Arellano, virtuoso violinista y director de orquesta, queda prendado de una cantante, Brunilda de Silly, una mujer tan misteriosa como bella, a la que dirige en un concierto ofrecido en Sevilla y en el que alcanzan ambos, violinista y cantante, momentos sublimes al llegar al final de la ópera Norma, la inmortal obra de Bellini.
A partir de entonces, comenzará una afanosa persecución por los países del norte de Europa, en la que Serafín trata de hallar, primero y declarar su amor, después, a la bella desconocida que, en realidad es la hija de un noble noruego, el Jarl de Silly.
Mil y un peligros, incontables aventuras, tempestades marinas, desafíos, traiciones, situaciones truculentas, aderezan la historia no exenta de elementos románticos, en los que Serafín habrá de batallar contra los engaños y traiciones de El Niño-Pirata, Óscar el encubierto, un bandido que haciéndose pasar por el Rúrico de Cálix, pretende la mano de Brunilda haciendo valer una promesa que el padre de la joven hizo al Rúrico cuando éste le salvó de una muerte segura.
En realidad, nada es lo que parece y el auténtico Rúrico de Cálix, así como el padre de Brunilda, fueron asesinados por quien ahora pretende la mano de la jarlesa.
En la dedicatoria al editor francés de la obra, Charles d'Irirarte, con motivo de la cuarta edición del libro, Alarcón habla de su novela como de ...una obra de pura imaginación, inocente, pueril, fantástica, de obvia y vulgarísima moraleja, y más a propósito, sin duda alguna, para entretenimiento de niños que para aleccionamiento de hombres...
Hay que tener en cuenta que escribió la novela con apenas 18 años, pero a pesar de las palabras del autor, de que algunas de las historias paralelas están resueltas de manera bastante deficiente y de ser, en efecto, una obra un tanto folletinesca en su desarrollo, no deja de tener la frescura de los relatos juveniles, en los que las aventuras y los lugares desconocidos, pueblan la imaginación del escritor.
EL FINAL DE NORMA fue publicada en 1855 por el periódico El Occidente, primero como folletín y luego reunida en dos tomitos.



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