jueves, 1 de enero de 2015

BUENA PESCA

Damián vive de la pesca de anguilas que recoge con sus redes de un brazo del Ebro y que vende por los pueblos de los alrededores de Mequinenza.
A pesar de los ingresos que obtiene, todo se va por mor de la alegre disposición de su esposa, Carmela, que se gasta todo el dinero en componerse y aderezarse.
Aunque la casa de Damián y Carmela está en un lugar casi inaccesible y Carmela nunca baja al pueblo, por expreso deseo de su esposo, ella siempre va reluciente como un pincel y su rubia belleza únicamente es observada desde la distancia por los aldeanos.
Hasta que Don Jaime de Mequinenza, barón de lo mismo, capitán que había peleado por los intereses de Luis XIV, regresa a sus dominios, cubierto de gloria y heridas de la Guerra de Sucesión. Era a la sazón un hombre de treinta y cinco años, alto, hermoso, rudo, valiente, emprendedor, poco letrado pero locuaz en extremo, y muy aficionado a las aldeanas bonitas.
La distancia entre la vivienda de Damián y el castillo del barón, no es ni mucho menos la que hay desde la aldea, sólo un recio tronco de roble para salvar el precipicio por el que se desploma la sangría hecha al Ebro, separa ambos recintos. Damián, aunque hombre poco preocupado por su esposa, no deja de ver el peligro que para su honor encierra la nueva situación y tramará un modo de evitarla.



2 comentarios:

  1. No conozco esa obra, pero , si está bien desarrollada, tiene que ser interesante, porque el tema da para ello. Por lo que dices, Damián se parecería en algo al Celoso Extremeño

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