lunes, 26 de enero de 2015

EL CAPITAL

Marc Tourneuil (Gad Elmaleh), es un economista cuyo deseo era dar clases y escribir, pero la vida le llevó al Fénix, el mayor banco de Europa, en el que gracias a los informes y algún discurso escrito para su presidente, Jack Marmande (Daniel Mesguich), le traen la confianza de este que le pone un despacho junto al suyo y le consulta algunos asuntos confidenciales.
Cuando el cáncer que padece Marmande le aparta de la dirección del banco, propone a Tourneuil para que le sustituya, ante la sorpresa de la mayoría de los consejeros que le consideran un advenedizo sin condiciones para el cargo. Pero Antoine de Suze (Bernard Le Coq), principal accionista de la entidad, hace ver a los reticentes las ventajas de que Tourneuil no sepa mucho de bancos, lo que a sus ojos le convierte en un hombre maleable a quien podrán gobernar a su antojo hasta que Marmande muera y entonces haya que elegir a un presidente con más futuro.
Por otro lado, los inversores americanos, capitaneados por Dittmar Rigule (Gabriel Byrne), quieren también aprovechar la bisoñez y falta de apoyos de Tourneuil para llevar a cabo una operación que llevará las acciones del banco bajo mínimos, con el fin de comprarlas y hacerse con su control.
Pero Tourneuil no es el ingenuo que ellos piensan y se apresta a dar batalla a unos y otros, aunque sabe que al final lleva las de perder pase lo que pase, pretende sacar tajada de todo aquello y no dejarse pisotear por quienes le creen un presidente de trámite.


A pesar de su veteranía, el cine de Costa-Gavras sigue destilando cierto aroma de frescura y su pulso se mantiene firme tras la cámara, todo ello sin renunciar a ese espíritu crítico tan característico.
En esta ocasión, el greco-francés opta por adaptar un libro de Stéphane Osmont del mismo título, y lo hace de una manera tan sencilla (para algunos simplista), que en algunos círculos ha sido criticado el guión precisamente por esa simpleza, lo que para otros es una virtud del film.
Cuando se ve la película, parece obvio que el coguionista y realizador podría haber dado alguna vuelta de tuerca más al asunto, pero ha optado por ponerlo todo clarito y que el espectador pueda entenderlo sin esfuerzo.
El propio realizador confiesa que no han querido describir con detalle el mundo del dinero, como lo hace Osmont en su libro, sino explorar el personaje de Marc Tourneuil, su lucha en un mundo del que depende el nuestro y sus enfrentamientos con otros hombres cegados, como él, por una única satisfacción: el dinero. El personaje es ambiguo, cargado de sarcasmo y, en algunos momentos, como nos podría ocurrir a cualquiera de nosotros, va descubriendo los entresijos de ese despiadado mundo de las finanzas en el que lo que menos importa son las personas.


Un film con ligeros toques de humor, en el que se repasan de manera crítica algunas de las prácticas de los grandes bancos, resumidas en la frase postrera del protagonista: Seguiremos robando a los pobres para dárselo a los ricos, a lo que el consejo del banco responde con una espontánea y calurosa ovación.
Todos esos conceptos que hemos ido aprendiendo a lo largo de esta larga crisis (fondos buitre, stocks options, subprimes, deslocalización...), van apareciendo a lo largo de un film que se ve con gusto y cuya narración es ágil y entretenida.





4 comentarios:

  1. " Seguiremos robando a los pobres para dárselo a los ricos "
    BUENA FRASE para los banqueros y sus actividades.

    ResponderEliminar
  2. Esa frase puede que ahora esté más de moda que nunca. Pero ha sucedido siempre. Mientras más dinero tienen, más estrujan al pobre.

    Saludos Trecce.

    ResponderEliminar