lunes, 30 de junio de 2025

LOS MÚSICOS DE GION

 


La joven y bella Eiko (Ayako Wakao) ha ido a refugiarse al barrio de Gion, en Kioto, a casa de Miyoharu (Michiyo Kogure), una geisha con muy buena reputación de la que Eiko quiere aprender. Eiko explica que su madre, que era geisha y amiga de Miyoharu, acaba de morir, su padre Sawamoto (Eitarô Shindô) ha fracasado en los negocios y su tío la está acosando. Ambas se hacen inseparables, pero una noche Eiko muerde a un cliente y las dos deben abandonar el barrio.


Con su habitual maestría. un montaje sencillo y una delicada puesta en escena, Kenji Mizoguchi nos acerca al mundo de las geishas, esa especie de muñecas envueltas en una carcasa de lujo y maquillaje que esconde una dura vida de aprendizaje y sumisión para entretenimiento y placer de los hombres. 
Sin duda marcado por una infancia en la que presenció los sacrificios de su madre y de su hermana (vendida a una casa de geishas para aliviar la situación de pobreza familiar), el maestro japonés refleja en su película la auténtica situación de estas mujeres en la que los oropeles son únicamente fachada y lo hace casi con veneración. Solamente la solidaridad y el cariño entre ambas protagonistas, servirán de sustento para seguir adelante en la dura lucha diaria por la supervivencia.


El film, como otras obras de Mizoguchi, retrata también la lenta transformación de una sociedad en la que se atisban rasgos de modernidad entre las rígidas costumbres del pasado. Los cambios no van a llegar de la noche a la mañana (al fin y al cabo como ha ocurrido en otros lugares del orbe), pero los pequeños gestos, aunque de momento parezca que no sirven de nada, van abriendo una senda que no tiene vuelta atrás y estas dos mujeres que, aunque han tenido que retornar al redil de la sumisión para poder seguir trabajando y no verse aisladas socialmente, pudieron decir NO en un momento determinado y lo hicieron, aunque su gesto durase poco en el tiempo, pero así avanzan las sociedades hacia sistemas más igualitarios, en definitiva, más humanos y menos injustos.




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