jueves, 5 de diciembre de 2024

LA PROMESA

 


La vida de Igor (Jérémie Renier), un adolescente belga, es plácida. Trabaja en un taller mecánico como aprendiz y ayuda a su padre, Roger (Olivier Gourmet), un tipo sin escrúpulos que alquila alojamientos insalubres a inmigrantes ilegales a los que facilita trámites y documentación a cambio de cantidades abusivas y, si no tienen trabajo, los utiliza en la construcción de un edificio con salarios irrisorios. Cuando unos inspectores de trabajo se presenta de improviso en la obra, uno de los empleados sufre un terrible accidente y, antes de morir, arranca a Igor la promesa de que protegerá a su esposa e hijo.


El film se convierte en un relato despiadado de las condiciones terribles que soportan los inmigrantes ilegales que llegan a Europa desde los países pobres, a veces desde nuestro mismo continente, sujetos al manejo de las mafias y ante la falta de respuesta adecuada de las autoridades.


Aunque es cierto que estamos ante una película de denuncia social, es también una reflexión sobre el despertar moral de un niño que, de buenas a primeras, es consciente del desprecio que una serie de personas, muchas veces victimas asimismo de una determinada situación socioeconómica, tienen hacia sus semejantes, a los que tratan como verdaderos esclavos, sin importarles lo más mínimo, no ya su bienestar, sino sus propias vidas. 
Un film desolador que pone sobre el tapete unos hechos inhumanos y el dilema moral de un adolescente que se debate entre la lealtad a su padre o denunciar una terrible realidad.




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