lunes, 1 de febrero de 2021

HAPPY: UN CUENTO SOBRE LA FELICIDAD (HAPPY-GO-LUCKY)

 


Poppy (Sally Hawkins) es una profesora de primaria que vive en Camden junto a una compañera de piso, Zoe (Alexis Zegerman), su amiga de toda la vida. Divertida, abierta y generosa, Poppy es un espíritu libre que se toma la vida tal y como viene. Cuando le roban la bici, decide que es el momento de sacarse el carnet de conducir. Scott (Eddie Marsan), su profesor de autoescuela, es un tipo huraño y amargado. A medida que se conocen, Poppy acabará enseñando al instructor más de lo que él puede enseñarle a ella.


El optimismo de Poppy es agobiante, desbocado hasta la exageración. Me imagino que sería de esas amistades a las que te encuentras en el móvil deseándote buenos días y buenas noches los 425 días del año, sí, porque te lo desean más días de los que el año tiene. Te felicitan el cumpleaños, el santo, los Reyes, la Navidad, el Año Nuevo Chino, la Pascua Judía... Así hasta la desesperación, sin ser conscientes o sin querer serlo de que hay días que te apetece estar triste, cabreado con el mundo, enfadado, hundido en la miseria porque se te ha muerto tu gatito y no te consuela que esté en el cielo de los gatos y quieres llorar a moco tendido. Sabes que eso se puede superar, conoces estrategias para dejar la tristeza de lado, pero no quieres o no te apetece y se presenta la Poppy de turno para sacarte de tu tristeza aunque no quieras y entonces se pueden acabar las amistades cuando le digas que es una pesada, una happy womam insoportable.


Probablemente, Mike Leigh, guionista y realizador del film, nos trae esta historia como antítesis a lo que realmente ocurre en el mundo actual, en el que para más de uno, ser feliz es objetivo imposible y, de paso, recordar algunas de las situaciones que nos encontramos en nuestro día a día en un mundo deshumanizado, sobre todo en las ciudades grandes, en las que cuando saludas a un desconocido por la calle, se te queda mirando con cara de extrañeza, sin ser capaz de articular palabra para devolverte los buenos días. Una tristeza social y una actitud negativa ante la vida que contrasta fuertemente con la desaforada felicidad de la protagonista, cuyo optimismo parece anormal. En sus diálogos vivaces se esconden unas cuantas reflexiones sobre el papel de los padres en la educación de sus hijos o sobre la manera de afrontar la vida en la edad adulta. Con su tono de comedia desenfadada, tras la fachada de ese personaje que puede resultar absurdo, incluso histriónico, la película no deja de tener un fondo más serio del que parece a simple vista.




2 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Ahora estoy metida de lleno en la lectura y series. Las pelis me cuesta verlas y no sé el motivo... pero bueno, espero recuperar pronto mi afición al cine, jiji.
    Buen día.

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    1. El día tiene las horas que tiene y uno no puede atender a todo.

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