miércoles, 31 de julio de 2019

OCHO SENTENCIAS DE MUERTE

Louis D'Ascoyne Mazzini (Dennis Price) desciende de una familia de aristócratas ingleses, pero cuando su madre se casa con alguien inferior en la escala social, la familia D'Ascoyne la rechaza, lo que para Louis resulta vergonzoso.
Cuando su madre fallece, la familia le niega su deseo de ser enterrada en la cripta familiar y su hijo enfurece y comienza a planear su venganza consistente en ir eliminando uno por uno a todos quienes se interponen entre su persona y el título de heredero del ducado concedido a la familia desde hace muchas generaciones y, por tanto, convertirse en duque. Estudia a la familia D'Ascoyne y encuentra la forma de inmiscuirse en sus vidas y, de este modo, influír en ellas.
En el curso de esta sistemática eliminación que pasa totalmente desapercibida, Louis llega a tener un cierto grado de intimidad con Edith (Valerie Hobson), la encantadora y elegante viuda de uno de los D'Ascoyne asesinados. Esto crea un clima de tensión con su novia de la infancia y juventud, la coqueta y actualmente casada Sibella (Joan Greenwood).
Una vez que el plan homicida se lleva a cabo con éxito, Louis asegura el ducado que ha codiciado, pero en un extraño giro, se le acusa de un asesinato que no ha cometido, siendo declarado culpable y condenado. De hecho, Louis ha sido traicionado por el testimonio de Sibella, que desea ser duquesa, pero ve que Edith, ya una D'Ascoyne por matrimonio, obtendrá el título.


El guión se basa en la novela "Israel Rank: The Autobiography of a Criminaly", del británico Roy Horniman.
El rígido Código Hays que se aplicaba en EE.UU., obligó a un añadido de 10 segundos al final para poder ser exhibida en ese país, pues consideraban que el final original era ambiguo y podía interpretarse que se premiaba el crimen.


Estupenda comedia de la factoría Ealing, que figura, por mérito propio, entre las mejores de la productora londinense.
Plagada de gags, diálogos y secuencias que navegan desde el humor negro a la crítica social, destaca la genial actuación de Alec Guinness que interpreta a ocho personajes diferentes (los ocho D'Ascoyne que preceden en el orden sucesorio al protagonista), incluída Lady Agatha, cada uno con sus tics, su acento y sus características diferentes, en un trabajo que le valió pasar a formar parte de la élite actoral del momento. Una película considerada de obligada visión para cualquier cinéfilo que se precie.
Como dijo el crítico Roger Ebert: Los asesinatos pueden ser entretenidos, siempre que la historia se apoye en las excentricidades del villano y no en los detalles desagradables de los crímenes.




No hay comentarios:

Publicar un comentario