jueves, 13 de marzo de 2025

LA TIENDA EN LA CALLE MAYOR

 


Anton "Tono" Brtko (Jozef Króner), es un carpintero que vive humildemente, pero las autoridades le ofrecen ser el controlador "ario" de la pequeña mercería de la viuda judía Lautman (Ida Kaminska). Ella es mayor, algo sorda, con dificultades de visión y está confundida; piensa que Tono es simplemente su nuevo dependiente, aunque Anton intenta que la Sra. Lautmann comprenda que tiene que renunciar a su negocio por ser judía. La extraña pareja comienza a simpatizar. Pero algún tiempo después las autoridades deciden que los judíos deben abandonar la ciudad.


La idea sobre la que se escribió el guion es del escritor y periodista eslovaco Ladilsav Grossman, que había trabajado en Praga como corresponsal y editor del periódico eslovaco Pravda, aprendió checo y en este idioma publicó una especie de guion literario titulado Obchod na korze, pero no era un guion al uso, al menos tal como lo entendemos habitualmente, así que junto a Ján Kadár Elmar Klos, los dos realizadores de la película, lo reelaboró con diálogos en eslovaco. 
Tras la invasión de Checoslovaquia por el Pacto de Varsovia en 1968, Grossman se trasladó a Israel, donde murió en 1981.
La película fue galardonada con el Oscar en 1965, como mejor film extranjero.
 

La película comienza como una especie de comedia y se muestra de forma humorística la vida del protagonista y la relación, nada sencilla, con su esposa, al tiempo que vemos situaciones y comportamientos que ridiculizan a las autoridades fascistas del pequeño pueblo donde se desarrolla la acción y lo absurdo de algunas de las medidas que toman, pero, poco a poco, sin que apenas seamos conscientes de ello, se torna en un drama que deviene en tragedia.
El argumento de la persecución a los judíos ha sido más que retratado en el cine, sin embargo estamos ante una forma diferente de hacerlo. Si los judíos son el colectivo perseguido, la gran mayoría de la gente que vive en la ciudad, son gente normal y corriente, parece que la convivencia es absolutamente normal y somos testigos de la perplejidad con que unos y otros asisten a la evolución absurda, sino fuera trágica, de los acontecimientos que nadie comprende, con lo que la tragedia en que deviene todo aquello resulta aún más emotiva e incomprensible, produciendo en el espectador, además de rabia, una sensación de desasosiego y tristeza.
Una historia de lealtad, traición, cobardía y heroísmo, una exploración mordaz de cómo los pequeños actos (o las pequeñas omisiones) pueden llevar a la complicidad con los horrores de un régimen totalitario y a que, por tratarse de personas como cualquiera de nosotros, nos hagamos la pregunta de siempre: ¿Qué hubiéramos hecho en tales circunstancias?. Desde la distancia todos somos muy valientes, pero había que estar allí en el momento.




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