jueves, 6 de mayo de 2021

ARCADIA

 


Bruno Davert (José García) trabaja como químico desde hace quince años en una fábrica de papel. Debido a la reestructuración económica de la empresa, él y cientos de empleados son despedidos de la noche a la mañana, porque la empresa decide deslocalizar su producción y se traslada a Rumanía, donde los costes de producción son más bajos debido a los menores salarios y los menores impuestos. En principio la medida no le preocupa; es relativamente joven (ronda los cuarenta), tiene una preparación excelente y confía en encontrar pronto un puesto de trabajo similar. Tres años después, aún sin trabajo, sólo piensa en sobrevivir y garantizar el futuro de su familia. Por ello, decide, con la ayuda de un arma que perteneció a su padre, antiguo combatiente en la II Guerra Mundial, pasar a la acción y aniquilar a la competencia de una forma ordenada y lógica. Al mismo tiempo prepara el asalto a la Corporación Arcadia, empresa que tiene el puesto laboral que ansía.


El guión adapta una novela (The Ax) de Donald Westlaker
Empresas cada vez más deshumanizadas, en las que la obtención de beneficios lo es todo y las personas que en ellas trabajan no son nada, solo peones de un entramado necesario para que aquello siga funcionando y de los que se puede prescindir cuando ya no interesan sin pensar en consecuencias. Ese, más o menos, es el planteamiento de Costa-Gavras en su película. Para dar vida al protagonista, cuenta con el cómico francés de padres gallegos José García, al que eligió, según cuenta, porque su mirada le recordaba a Jack Lemmon, actor con el que había trabajado en Missing. Lo cierto es que García lo hace muy bien y da el tipo que requiere el papel, entre serio y cómico.


Y es que Costa-Gavras nos habla de cosas muy serias, trágicas, pero lo hace con un lenguaje que nos hace sonreír, incluso soltar alguna carcajada, con este tipo algo patoso que se mete en una espiral delictiva para allanar un futuro en el que ha perdido la esperanza. El director franco-griego, en línea con su compromiso político, nos habla de un tema muy actual, la huída de las empresas a lugares donde la producción les sale más barata porque emplean mano de obra peor pagada y con menos derechos laborales, lo que lleva al paro a cientos de personas en los lugares que abandonan, con las consecuencias sociales que trae. Con ese lenguaje cargado de eufemismos (deslocalización, reestructuración, flexibilidad empresarial, etc.) que, en el fondo, encierran el mismo concepto: Te vas a la calle y búscate a vida. El film es una crítica a este sistema empresarial, pero tampoco se libran los propios trabajadores que, por mor de las circunstancias, se convierten en encarnizados enemigos unos de otros, dispuestos a pisotear al hasta ayer compañero y hoy rival, para conseguir un puesto de trabajo, olvidada totalmente la solidaridad de clase. 
Una comedia negra en la que, disfrazada del humor que desprenden las situaciones que vive su torpe protagonista, se encierra una ácida crítica social. Entretenida y muy divertida.




2 comentarios:

  1. Recuerdo que me gustó mucho cuando la vi. Algunos años después, Costa-Gavras volvería a incidir en temas similares con "El capital" (2012).

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    1. Es muy buena película y muy entretenida por lo bien construída que está.

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