miércoles, 6 de mayo de 2020

CERO EN CONDUCTA

Bruel (Constantin Goldstein-Kehler), Caussat (Louis Lefebvre) y Colin (Gilbert Pruchon) son tres estudiantes que, tras las vacaciones escolares, regresan al internado de rígidas normas donde estudian. Hay establecida una continua batalla entre las figuras de autoridad de la escuela y los estudiantes. Los maestros y los monitores siempre están dando a los tres en particular "cero en conducta" y castigándoles sin poder salir el domingo por su comportamiento. En la misma línea, la mayoría de los estudiantes creen que el director, los maestros y los monitores son una combinación de autoritarios, ineptos y corruptos. La única excepción entre los maestros es Huguet (Jean Dasté), recién llegado a la escuela, que tiene la curiosa inclinación de imitar a Charles Chaplin. Los niños siempre hacen lo que sea necesario para divertirse, y si causa rechazo y problemas a los maestros, mucho mejor. Los tres son los autores intelectuales de un complot para sabotear las celebraciones del Día de Conmemoración de la escuela. Logran incorporar al grupo a Tabard (Gérard de Bédarieux), a quien consideraban en principio como un afeminado, pero que demuestra ser uno de ellos, colaborando de manera activa en el plan que tienen diseñado para vengarse de sus maestros.

Tras la muerte de su padre, un anarquista español fallecido en la cárcel, el pequeño Jean Vigo, estuvo internado durante cuatro años en un colegio de Nîmes. La severidad tradicional del sistema escolar francés dejó una huella imborrable en el alma del joven, de la que nunca pudo liberarse.
Sobre esos propios recuerdos, el realizador francés, construye este canto a la rebelión contra la imposición sin sentido, una nostálgica mirada a la niñez y al idealismo de la infancia, que surge espontáneamente de los niños, no condicionados todavía por la sociedad conformista. Sin embargo, Vigo, no filma con afán de revancha, su película es fresca y divertida, irónica, burlesca, al tiempo que crítica contra la burocracia y los poderes que coartan la creatividad infantil y les imponen una moral trasnochada y ridícula.
Basada en una comedia con algunos toques del humor del poeta y dramaturgo surrealista Alfred Jarry.
La película estuvo prohibida por la censura en Francia hasta después de la Segunda Guerra Mundial, por considerarla sediciosa y antipatriótica.


Además de su particular llamada a la rebeldía, la película de Vigo, es una burla constante al sistema educativo del momento, desde la grotesca figura del director, hasta el supervisor que roba los bocadillos de los alumnos para comérselos o el profesor pedófilo cuyas manos regordetas acarician lúbricamente el pelo o la mano de Tabard.
El film contiene escenas llamativas, como la del inicio en el tren, la pelea de almohadas en el dormitorio común, la breve escena del dibujo que se anima o el final sobre el tejado.
La película ha tenido un largo recorrido en cuanto a influencias posteriores que, prácticamente, ha llegado a nuestros días.




4 comentarios:

  1. Una gran película, de mucho mérito para la época, de un director que dirigió muy pocas cintas, aunque todas muy recomendables, obras maestras para muchos.

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  2. Buena la aclaración de que, a pesar de...En realidad la película no es un deseo de rebancha...Hay que verla

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