jueves, 7 de mayo de 2020

LA RED SOCIAL

En una noche de otoño de 2003, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), estudiante de pregrado de Harvard y genio de la programación informática, se sienta ante su computadora y comienza a trabajar arduamente en una nueva idea. En una furia de blogs y programación, lo que comienza en su dormitorio pronto se convierte en una red social global y una revolución en la comunicación. Apenas seis años y 500 millones de amigos más tarde, Mark Zuckerberg es el multimillonario más joven de la historia ... pero para este empresario, el éxito conlleva complicaciones tanto personales como legales.
El film explora el momento en que se inventó Facebook, a través de las perspectivas beligerantes de los jóvenes superinteligentes que afirmaron estar allí desde su inicio.
La película se mueve desde los pasillos de Harvard hasta los cubículos de Palo Alto para capturar los primeros días embriagadores de un fenómeno que cambia la cultura en ciernes y la forma en que ambos unieron a un grupo de jóvenes revolucionarios y luego los separaron. En medio del caos están Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), el brillante estudiante de Harvard que concibió un sitio web; Eduardo Saverin (Andrew Garfield), una vez amigo íntimo de Zuckerberg, quien proporcionó el capital inicial para la empresa incipiente; el fundador de Napster, Sean Parker (Justin Timberlake), quien llevó Facebook a los capitalistas de riesgo de Silicon Valley; y los gemelos Winklevoss (Armie Hammer y Josh Pence), los compañeros de clase de Harvard que afirmaron que Zuckerberg les robó su idea y luego lo demandaron por su propiedad.
Cada uno tiene su propia narrativa, su propia versión de la historia de Facebook en este retrato de varios niveles del éxito del siglo XXI, tanto la fantasía juvenil como sus realidades finitas.


El guión se basa en Multimillonarios por accidente, escrito por Ben Mezrich, quien una madrugada (eran las dos de la mañana) del año 2007, recibió un mail de un tal Will McMullen recomendándole entrar en contacto con alguien llamado Eduardo Saverin. Tenía algo que contarle. Consciente de su posible tirón, Mezrich vendió los derechos para el cine a Kevin Spacey, el resultado es esta película.


Interesantísima película por el asunto que trata, una de las revoluciones del siglo XXI, como son las redes sociales y su implantación definitiva en nuestra sociedad, todo un nuevo modo de comunicarnos y relacionarnos, incluso con personas que no conocemos de nada y que, posiblemente, jamás conoceremos. Pero también interesante por la forma en que aborda una historia real, con lo complejo que esto resulta sobre todo cuando se habla de personas aún vivas, lo que, al menor desliz, puede ocasionar problemas legales sin cuento, que den al traste con el proyecto.
Todo esto se solventa con un magnífico guión de Aaron Sorkin que el director, David Fincher se limita a seguir sin introducir más que pequeñas variaciones personales. Este guión, que adapta el libro/reportaje previo, refleja solamente hechos que se dieron por demostrados, por eso hay algunas cosas que se dejan conscientemente en el aire, así cuando no conocemos exactamente el momento y la razón por los que el protagonista decide crear Facebook dejando de lado a los hermanos Winklevoss, o tampoco se nos explica en qué momento se urdió el contrato/trampa que hicieron firmar a Eduardo Saverin, esas decisiones de hurtar información al espectador, se hacen con toda seguridad para evitar esos posibles problemas a que aludíamos y se opta por ofrecer al espectador otras pistas que le ayuden a sobreentender qué pasó en realidad, pero sin decirlo claramente.
Otra de las grandes virtudes de la película es la manera en que consiguen que fluya la historia, o mejor dicho, las historias, ya que se nos relatan los puntos de vista de los distintos actores del conflicto, con continuas vueltas atrás en el tiempo desde la reunión extrajudicial que mantienen las partes y que es el nexo de unión de estas historias. Vueltas atrás, a modo de flashbacks, que no incomodan en ningún momento, por lo bien planteadas y montadas que están todas las partes de la película.
Plagada de magníficos e ingeniosos diálogos, la película es el retrato de un tipo muy inteligente, ambicioso y bastante pagado de sí mismo que consigue crear todo un mundo nuevo en la red de redes. Sus dificultades de relación, de empatizar con otras personas, tienen bastante que ver con uno de los perfiles de la gente que utiliza este tipo de redes (no todo el que las utiliza es así, ni mucho menos), gente que no tiene relación ni con el vecino de enfrente y, sin embargo, cuenta con cientos o miles de "amigos" virtuales, que ni son amigos, ni son nada, pero les hacen vivir una fantasía totalmente irreal.




2 comentarios:

  1. Que tal Trecce!
    Me dejo muy buena impresión cuando la vi. Diria que con el paso del tiempo va ganando enteros, desde luego a Zuckerberg no le hizo mucha gracia...
    Saludos!

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    1. En efecto, Fran, pero tuvieron mucho cuidado con el guión y las cosas que se saben pero no están probadas, por así decirlo, se arreglaron para darlas por sobreentendidas y lograron crear la imagen que todos tenemos del señor Zuckerberg como un tipo poco fiable para sus amigos.
      La prueba de que lo hicieron bien es que Zuckerberg, a pesar de haberlo estudiado, no se atrevió a demandarles.

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