martes, 14 de enero de 2014

NOSTROMO

Estamos ante una magnífica novela, en la que su autor, Joseph Conrad, por medio de un relato de aventuras nos dice cosas nuevas de los hombres.
Una novela publicada hace 110 años y que aún hoy es, posiblemente, la mejor novela sobre latinoamérica escrita por un autor no hispanohablante. En algunos de sus pasajes, quizá por el asunto que trata, por el entorno, o por la particular forma que da a alguno de sus personajes, me traía evocaciones del realismo mágico de García Márquez.
Ambientada en un país imaginario (Costaguana), asistimos a las tensiones políticas y sociales que en uno de sus territorios se viven, todo ello alrededor de una mina de plata gestionada por ingleses (la familia Gould), pero que llevan varias generaciones en Costaguana. La enésima asonada que vive el país da pie al inicio de un nuevo estado, la República de Sulaco, que se independiza de Costaguana, aventura política que da pie a Conrad para poner de manifiesto su habilidad para la descripción psicológica y el retrato de las emociones.
Por la novela desfilan el íntegro don José Avellanos, víctima de persecución política y torturas del anterior dictador, incoprendido y cuyos sueños de verdadero progreso y democracia, nunca se verán cumplidos; Giorgio Viola, el garibaldino, el idealista de las viejas revoluciones humanitarias, un italiano trasplantado a Sulaco donde vive con su esposa y sus dos hijas que serán las protagonistas involuntarias de la tragedia final; Martín Decoud, un costaguanero que ha vivido en París y que vuelve de visita a Sulaco donde se ve inmerso en los acontecimientos que agitan a su patria, sus ideas europeas chocan con una realidad bien distinta; Nostromo, el personaje que da título a la novela, un marino genovés de oscuro pasado, un hombre que no aspira a ser un leader en la lucha entablada entre personalidades que se disputan el predominio; no quiere elevarse sobre la masa; está contento con sentirse un poder dentro del pueblo, algo que le proporciona su puesto de capataz de los cargadores del puerto y que tras la independencia, cuando pasa a ser conocido como el capitán Fidanza que guarda en su pecho el conocimiento de su particular secreto, sigue siendo esencialmente un hombre del pueblo.
Como pasa con muchas novelas que han alcanzado fama y que se desarrollan en espacios geográficos imaginarios, después vienen quienes intentan encontrar qué lugares reales inspiraron al autor. Los detalles que da Conrad, un país sudamericano, situado en la costa del Pacífico, la mina de plata de Santo Tomé, la forma de la costa, etc., han llevado a algunos a pensar que pudiera ser algún lugar del norta de Chile. De cualquier forma, es una novela de gran altura, puede que la mejor de Conrad que aquí, como dije al principio, va más allá del relato de aventuras (que también lo es), para penetrar en territorios dignos de los grandes maestros de la novela universal.




4 comentarios:

  1. No la he leído. Apuntada queda. Conrad siempre vale la pena.

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  2. Tomo nota de esa ignorada para mí novela de Conrad. Sí leí y la considero buenísima la que anuncias en el margen del Blog : INVIERNO EN MADRID. Leyendola se entienden muchas cosas sobre la clase media madrileña en los años de la guerra civil, y sobre aquellos ocultos campos de prisioneros.

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    1. Voy por la mitad de "Invierno en Madrid", ya comentaré mi impresión general. En cuanto a "Nostromo", me parece sensacional.

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