En los años 50 del pasado siglo, la televisión se adueña de los hogares norteamericanos y los productores se afanan por captar patrocinadores y anunciantes que aumenten las cifras de espectadores y mejoren las cuentas de resultados de las compañías televisivas.
El consurso Twenty One (El 21), en el que dos concursantes van haciendo apuestas sobre la siguiente pregunta que se les hará, bate records de audiencia y congrega frente a la pequeña pantalla a las familias. El ganador de cada programa, se embolsa una buena cantidad de dinero y continúa la semana siguiente, así hasta que sea derrotado. El patrocinador del programa, la empresa farmacéutica que fabrica el producto llamado Geritol, presiona para que Herbie Stempel (John Turturro), el consursante que lleva muchas semanas ganando, sea apartado del programa, según ellos, las cifras de ventas se han estancado. El problema es que el concurso presume de que sus preguntas están custodiadas en la caja fuerte de un banco hasta que empieza el programa, sin embargo, el productor Dan Enright (David Paymer), ve la oportunidad de contentar al patrocinador cuando Charles Van Doren (Ralph Fiennes), aparece en los estudios de la NBC para hacer una prueba con objeto de participar en otro concurso de la cadena. Van Doren es un intelectual, profesor ayudante en la universidad, hijo de familia de premiados escritores y además, es bien parecido, así que le ofrece la posibilidad de participar en Twenty One y para que gane le dará las respuestas. Van Doren tiene sus dudas, pero acepta participar en el concurso.
En el siguiente programa, Herbie, presionado por el productor, falla una pregunta que sabe de sobra y que es muy fácil, mientras Van Doren queda sorprendido cuando le hacen una pregunta que le habían hecho en la prueba y que ellos conocen que sabe. Desde el momento en que Van Doren responde a la pregunta, está dando su consentimiento implícito para participar en el fraude. Tres años estuvo como ganador del programa, manteniendo altos índices de audiencia semana tras semana.
Dick Goodwin (Rob Morrow), un abogado que trabaja para la administración federal, no está conforme con que se haya desestimado la denuncia por fraude que interpuso Herbie Stempel y comienza a investigar.
Con un gran trabajo de actores (espléndido Paul Scofield como Van Doren padre, un trabajo de Oscar para el que estuvo nominado, aunque no lo consiguió) y una ambientación logradísima, la película se abre a los sones de Mack the Knife (Mackie el Navaja), interpretada por Bobby Darin mientras desfilan los títulos de crédito.
Correctísimo trabajo de Robert Redford apoyado en el sólido guión de Paul Attanasio para este film muy entretenido y que aparentemente es una denuncia contra las manipulaciones televisivas en general y de los concursos en particular.
Digo aparentemente, porque por más que ponga al descubierto estos engaños que persiguen manipular al espectador a través de sus gustos y ganar audiencia y dinero, en el fondo, pienso que va mucho más allá.
Al final del film, cuando la trama ha quedado al descubierto, el abogado Goodwin dice algo así como vinimos a derrotar a la televisión y la televisión nos ha derrotado a nosotros.
Y es que los verdaderos responsables del cotarro, no sólo se van de rositas, sino que sacan pecho y se rien del abogado, tras negar toda su responsabilidad. Los cabeza de turco serán alguno de los concursantes y concretamente Van Doren, que pierde su trabajo en la universidad y los productores, conscientes de que deben declararse únicos culpables, afrontar unos cuantos años de paro y esperar que, con el paso del tiempo, las empresas para las que se sacrifican, les agradezcan los servicios prestados. El productor Dan Enright se lo dice a Goodwin: La opinión pública olvida, las empresas no. Sabe que si implica a los jefazos, jamás volverá a trabajar en la televisión, mientras que cargando con las culpas, puede que con el tiempo, le llamen de nuevo.
Si alguien puede entender todo este pasteleo es, por desgracia, la sociedad española actual, que cada día se desayuna con auténticos delincuentes que gracias a su poder y a su dinero, salen por la puerta grande, incluso recompensados y aplaudidos por sus acólitos, mientras si alguna vez cae alguien, es un pequeño satélite que cuando todo quede olvidado, recibirá su recompensa.
Eso sí, después de ver este film, perderan toda la confianza en los concursos (si es que alguna vez la tuvieron).
Otra que no he visto, así que quedo a la espera de hacerlo.
ResponderEliminarSaludos Trecce.
Está bastante bien.
EliminarNo he visto esta película, pero yo creo que refleja muy bien lo que suele ocurrir frecuentemente en los diferentes concursos de las televisiones. Se ayuda a unos a sabiendas de que se está perjudicando a otros
ResponderEliminarNo sé lo que ocurrirá en los concursos, pero después de ver este film te quedas con la mosca detrás de la oreja.
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