Una de las impresiones que más grabada me ha quedado después de ver esta peli, es el desprecio absoluto que parecer mostrar Hitchcock por algunos detalles del guión, es como si le diera lo mismo, en ciertos pasajes del film, que este resulte poco creíble, a cambio de continuar con la intriga y con el desarrollo de la historia en sí. Realmente hay escenas que resultan un tanto deslabazadas, situaciones que se resuleven de manera nada creíble. En fin, supongo que será eso, que le daba lo mismo.
Esta es una de sus últimas películas en su tierra natal, y se nota ya que ha ido encontrando el lugar cinematográfico que más le apetece, en el que mejor se desenvuelve.
Esta es una de sus últimas películas en su tierra natal, y se nota ya que ha ido encontrando el lugar cinematográfico que más le apetece, en el que mejor se desenvuelve.
Nos hallamos ante una de sus típicas películas de intriga, con un guión algo "rollo", pero en el que encontramos casi todos esos "trucos" que se repetirán en filmes posteriores: Información dada al espectador antes de que la conozcan los protagonistas; creación de ambientes de misterio; falso culpable; notables dosis de humor...
Hay alguna cosa de esta peli que me apetece comentar. Es proverbial el desprecio de Hitchcock por la policía, en algún lugar he leído que su padre le llevó de pequeño a una comisaría y puede que todo provenga de un trauma de la infancia. Bien, en esta película, hay una escena donde los polis paran un camión para montar en él y seguir persiguiendo al sospechoso. Cuando preguntan dónde pueden montarse, el conductor les contesta: "Ahí atrás, con los cerdos". Cuando ellos tienen dificultades para encontrar acomodo, le dicen que no caben y el tipo replica: "Es que sólo está preparado para llevar diez cerdos". ¿Sé puede ser más explícito?
Otra cosa es ese gusto de Hitch por mostrar mujeres independientes, la protagonista conduce con desenvoltura una especie de deportivo por la campiña inglesa, algo que no debía ser muy usual en aquel 1938, de paso el director aprovecha para mostrarnos algunos paisajes de su tierra, ofreciéndonos estampas bastantes bellas.
En esta película está el cameo más largo del director, haciendo de fotógrafo torpón a la salida del juzgado.
Para finalizar, no quiero dejar sin mencionar el magnífico travelling aéreo que nos ofrece casi al final de la peli, en el que partiendo del techo de la sala de fiestas, se va acercando a la orquesta (un remedo de jazz-ban, en el que la cara de los músicos ha sido pintada de negro y el contorno de los labios blancos), pasando por encima de ella y centrándose en la cara del batería.
No me ha entretenido demasiado, pero tiene detalles técnicos y algunas dosis de humor, que son de lo mejorcito. Final resuelto de manera apresurada (como es típico en algunas de sus películas) y muchas fases de la persecución poco creíbles.
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