Segunda película de la etapa americana de Hitchcock, rodada en 1940. Menciono la fecha porque hay que situarse en el momento y el mensaje de la peli está bien claro: Estados Unidos tiene que librar a Europa de la invasión nazi.
Por si no quedara claro, a lo largo de la peli, se nos habla de los reporteros-soldado, de que la luz parece haberse extinguido en toda la tierra, excepto en Norteamérica... En fin, que la cosa está clara.
Lo que tiene hacer pelis como Rebeca, o las que vendrán, Los pájaros, Vértigo, Con la muerte en los talones..., es que al ver estas otras, se nos queda un poco cara de tonto. Pero no se puede pedir que alguien saque 10 en todos los exámenes, y menos cuando estos son tan numerosos como lo es la filmografía de Hitch.
Es claramente una obra menor, con algunas escenas que dan un poco de risa (por decirlo suavemente) y no porque la peli sea vieja y estén rodadas al uso y con los medios de la época, sino porque dejan que desear.
A pesar de ello, Hitchcock nos deja secuencias dignas de recordar. La huida del criminal entre los paraguas, es maravillosa, plásticamente muy original e innovadora. Y otra que también es digna de un maestro, es el accidente aéreo, magnífica la toma desde la cabina del piloto, en la que prácticamente nos metemos de bruces, junto con los pasajeros, en el océano.
Hitchcock no desaprovecha la ocasión para dejar detalles de su paradigmático sentido del humor, sobre todo metiéndose con sus compatriotas, con un par de personajes que le dan pie a alguna de sus sutiles (y no tan sutiles) ironías.
Por lo demás, una peli que no es, ni con mucho, de lo mejor de Hitchcock, a la que posiblemente le sobre media hora de metraje, sin la cual, el interés por la trama y su desenlace hubiera ganado bastante, creo yo, porque llega a hacerse un poco pesadita en algún momento.
Para pasar el rato, no está mal.
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