jueves, 8 de julio de 2010

FRANCISCO SALINAS

Francisco de Salinas fue un importante teórico de la música, en 1577 escribió en Salamanca su principal obra, "De musica, libri septem", que incluye gran cantidad de melodías populares y que ejerció una gran influencia en su época. Es un trabajo de investigación folklórica que analiza la música bajo las modalidades diatónica y cromática; también se ocupa en el libro, de las formas musicales y del ritmo; pero la característica principal de la obra es que, junto a la parte teórica, reúne un riquísimo material de ejemplificación en el cual Salinas anota tanto melodías españolas como no españolas que le interesaron.
En 1561 fue nombrado organista de la catedral de León. En 1567 se trasladó a Salamanca, en cuya universidad tuvo la cátedra de Música, en la que permaneció durante más de veinte años. Fue precisamente en Salamanca donde conoció al poeta Fray Luis de León, a quien luego habría de ayudar durante el juicio al que fue sometido en Valladolid por la Inquisición.
Quizás como muestra de gratitud, Fray Luis le dedicó una de sus mejores odas, la bellísima "Oda a Salinas" escrita en 1577. En ella el poeta expresa el anhelo del alma humana de ascender desde el mundanal ruido hacia la música divina, ayudado por la buena música de su amigo Francisco de Salinas.
Salinas ocupará la cátedra de música de la universidad salmantina hasta el día de su muerte, ocurrida en 1590. Su trabajo consistía en dar una hora diaria de clase, alternando la parte teórica con la práctica.
Francisco de Salinas había nacido en Burgos en 1514 y murió en Salamanca en 1590. Desde los diez años estaba casi completamente ciego.
Cursó humanidades, latín, griego, canto y órgano en la Universidad de Salamanca. Protector suyo fue Pedro Sarmiento, Arzobispo de Santiago y Capellán Mayor de Carlos V. Sarmiento llevó a Salinas a Compostela y después a Roma.
Francisco de Salinas gozaba de fama mundial. De este maestro dijo Vicente Espinel, que era "el más docto varón en música especulativa que ha conocido la antigüedad". Curiosa y desafortunadamente, no ha llegado hasta nuestros días la música de Salinas.
La estatua que la ciudad de Salamanca le dedicó y que se puede ver en la foto del encabezamiento y atisbar en la de más abajo, está situada en la Rúa Mayor y es obra del escultor zamorano recientemente fallecido Hipólito Pérez Calvo.
El agua que la adorna con su continuo fluir, siempre me pareció uno de los mayores aciertos de esta composición artística urbana, un logrado homenaje ese canto tan peculiar del agua.



La oda que le dedicó Fray Luis, es una de las obras cumbres de la poesía en castellano, no puedo por menos que reproducirla a continuación:

Oda a Francisco Salinas
(Fray Luis de León)

El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada,
por vuestra sabia mano gobernada

A cuyo son divino
el alma, que en olvido está sumida,
torna a cobrar el tino
y memoria perdida
de su origen primera esclarecida.

Y, como se conoce,
en suerte y pensamiento se mejora;
el oro desconoce
que el vulgo vil adora,
la belleza caduca engañadora.

Traspasa el aire todo
hasta llegar a la más alta esfera,
y oye allí otro modo
de no perecedera
música, que es la fuente y la primera.

Ve cómo el gran Maestro,
a aquesta inmensa cítara aplicado,
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.


Y, como está compuesta
de números concordes, luego envía
consonante respuesta;
y entrambas a porfía
mezclan una dulcísima armonía.

Aquí la alma navega
por un mar de dulzura, y finalmente
en él ansí se anega,
que ningún accidente
extraño y peregrino oye o siente.
¡Oh desmayo dichoso!
¡Oh muerte que das vida! ¡Oh dulce olvido!
¡Durase en tu reposo
sin ser restituido
jamás aqueste bajo y vil sentido!
A este bien os llamo,
gloria del apolíneo sacro coro,
amigos, a quien amo
sobre todo tesoro,
que todo lo visible es triste lloro.
¡Oh, suene de contino,
Salinas, vuestro son en mis oídos,
por quien al bien divino
despiertan los sentidos,
quedando a lo demás adormecidos!


2 comentarios:

  1. "Decíamos ayer..." La poesía de fray Luis es uno de los hitos de la literatura castellana: prístina e inmarcesible como debió de serlo la música de Salinas. Leer esta oda entraña el milagro de escucharla (o más bien imaginar cómo sonaba), aunque no se haya conservado.

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