martes, 24 de junio de 2025

ADULTERIO

 

Linda está casada con un hombre rico, tienen dos hijos y la familia vive en una hermosa casa en Ginebra, Suiza. Trabaja en el periódico más importante del país, es guapa, viste bien y tiene todo lo que se pueda desear. A ojos de todos, su vida es perfecta. Sin embargo, no es feliz; una gran insatisfacción la corroe y se siente culpable por no ser capaz de disfrutar de lo que tiene. Por eso no habla con nadie de lo que sucede. Ama a su marido pero la relación con él se ha vuelto rutinaria, apática. Un día, el periódico la envía a entrevistar a Jacob König, un antiguo novio del instituto que ahora es un político de cierta relevancia. Este encuentro es suficiente para que ella se sienta capaz de hacer algo con lo que soñaba desde muchacha, y empieza a dar rienda suelta a sus fantasías. Vuelve a sentir pasión por la vida. Hará todo lo que sea para conquistar ese amor imposible y descenderá hasta el fondo del pozo de las emociones humanas para, por fin, encontrar su redención.
Yo no digo que una persona joven (la protagonista tiene 31 años), felizmente casada, con un cierto éxito en su trabajo y una desahogada posición económica, no pueda sentir insatisfacción o síntomas depresivos, eso ya sabemos que ocurre, a veces sin saber muy bien por qué, sencillamente es una enfermedad o, como mínimo, un estado de ánimo que se nos escapa. Pero no deja de resultar un poco raro que para salir de esa especie de pozo, busque una aventura extraconyugal en la que da rienda suelta a sus más ocultas fantasías, incluída la sumisión. 
Quizá Paulo Coelho quiso buscar alguna especie de simbología con las sociedades avanzadas actuales. No lo sé. 
En el libro se reproducen unos cuantos relatos bíblicos o de la mitología clásica (la historia de David y Betsabé o la de Eros y Psique, por ejemplo), que tienen que ver con la relación amorosa desde distintos ángulos. El relato trata de transmitirnos el mensaje del amor, de hecho cita textualmente las palabras de Pablo en su Carta a los Corintios: "Si no tengo amor, de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo, y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso; soy como una campana desafinada... El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo". 
Quizá en esta última parte, esté otra de las claves del libro, según el cual, por amor somos capaces de perdonarlo todo y ese es el otro mensaje que la novela traslada, un mensaje de tolerancia hacia el otro, de saber perdonar sus posibles errores, para juntos emprender un camino de superación.
Otra cosa es el camino que sigue el autor portugués para tratar de hacernos llegar sus reflexiones y la opinión que a cada cual pueda merecerle.



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