viernes, 9 de noviembre de 2018

CENTAUROS DEL DESIERTO

Tres años después de acabada la Guerra Civil, Ethan Edwards (John Wayne), un hombre derrotado, aparece en la granja texana propiedad de su hermano Aaron (Walter Coy). Aunque Aaron está algo receloso con la visita de su hermano, los hijos de este, Lucy, Ben y Debbie, están encantados de verlo, así como su esposa, Martha (Dorothy Jordan). Martha y Ethan están claramente enamorados, aunque dada la situación, deben actuar en consecuencia.
A la mañana siguiente, el Reverendo Capitán Samuel Clayton (Ward Bond), ministro de la zona y capitán de los Rangers de Texas, llega con una partida a la granja. Alguien ha robado el ganado de Lars Jorgensen (John Qualen). Aaron y Martin (Jeffrey Hunter), el mestizo adoptado por Aaron y Martha, se unirán a la partida, ante las reticencias de Ethan que impone su voluntad de sustituír a su hermano, pues cree que Aaron debería quedarse en la casa, ya que el robo puede ser una maniobra de distracción de los nativos para alejarlos de sus granjas, como así sucede.
Cuando se dan cuanta, tratan de llegar a tiempo de interceptar el ataque de los indios, sin embargo, cuando llegan a la granja de Aaron, esta ha sido incendiada, todos están muertos, excepto Lucy y Debbie que han sido raptadas.
Más adelante, encontrarán el cadáver de Lucy y Ethan proseguirá en busca de su otra sobrina. La persecución de los comanches, se convertirá en su obsesión y en un modo de vida, para él y para Martin.


El guión se basa en la novela The searchers (1954), de Alan Le May, periodista, novelista y autor de guiones cinematográficos, incluso llegó a dirigir una película, Fuerte Solitario (High lonesome, 1950), a partir de un guión propio. De entre sus trabajos como guionista, conviene destacar Policía Montada del Canadá (North West Mounted Police, Cecil B. DeMille, 1940), cinta en la que Gary Cooper interpreta a un ranger de Texas que va a Canadá para recoger a un prisionero extraditado a Estados Unidos, en plena rebelión de Louis Riel, una película que recuerdo perfectamente de mi infancia, de esas que te dejan un sello indeleble en la memoria de los films disfrutados en la primera juventud.


Aunque pudiera no parecerlo, pues sin entrar en detalles, se trata de una simple película del oeste, estamos ante uno de los films que más controversias ha suscitado en la historia del séptimo arte, encendidas polémicas y disparidad de criterios pueblan los ríos de tinta que se han derrochado alrededor de esta película.
Desde aquellos que alaban la película en mayor o menor grado, hasta quienes acusan a Ford de racista, pasando por todos los que desmenuzan el film a la busca de pretendidos errores de todo tipo.


Yo pienso que Ford, ni se planteó muchas de las cosas que después, para bien o para mal, salen a relucir con respecto a la película. Si pinta un mundo en el que los indios van arrasando granjas y matando o secuestrando colonos, es porque la historia que cuenta va sobre eso, no porque tenga este o aquel concepto de unos y otros. También en The quiet man, nos pinta una Irlanda idílica y no se le critica por no ajustarse a la realidad, todo el mundo (o casi todo, que también hubo críticas sobre esto, pero no han trascendido con el paso de los años), sabe que aquello es un cuento.
Lo mismo digo para aquellos que dicen que Monument Valley no está en Texas. ¡Pero bueno!, esto sí que es para nota y entonces, ¿qué pasa con las películas que rodaba Sergio Leone en Almería o el Moncayo, transformado por obra y gracia de David Lean en los Urales en Doctor Zhivago?
En cuanto a otras cosas que se toman como errores, a veces tachados como garrafales, a mi parecer se deben a que al amigo Ford, esto del montaje, no se si le aburría, le daba lo mismo, o pasaba de ello y le importaba un comino que en un plano el río se viera azul y en el siguiente rojo. Lo sabía, claro que sabía que aquello no se ajustaba a lo académico, pero no le daba la gana ajustarse, por lo que fuera.


En fin, que tampoco me voy a meter en camisas de once varas, porque seguramente metería la pata, si no la he metido ya.
La película es, sobre todo, la historia de un personaje, quizá el personaje más complejo de todas las películas de Ford en este atípico western. El espectador vislumbra que Ethan tiene un pasado que no se nos acaba de revelar. Pero mira por donde, Ford consigue que empaticemos con un personaje que lo tiene todo para resultar repulsivo: machista, racista, intrasigente, autoritario...
Ethan es la película, lo demás es lo que acompaña al personaje y, ni el film es un viaje homérico, ni hace falta buscarle similitudes en los clásicos para darle tono intelectual a una historia que el valor que tenga o deje de tener, lo tiene en sí misma y dentro del género en que fue escrita y concebida.
Escenas para recordar y comentar, unas cuantas, de muchas de ellas se ha hablado mucho, desde el esplendoroso inicio al emotivo homenaje de Ford y Wayne a Harry Carey en la escena final, pasando por el rescate de Debbie (Natalie Wood). Pero yo, como últimamente me ha dado por la sutileza y la elegancia en las escenas románticas, voy a recordar otra de la que se habla menos: Ethan está enamorado de Martha, pero Martha también lo está de Ethan. Los dos se comportan como deben hacerlo, con sumo recato, para no ofender a Aaron y su saludo de bienvenida o despedida es un casto beso de Ethan en la frente de Martha. Sin embargo, cuando Ethan va a partir con los exploradores, Martha va a buscar su capote, el espectador asiste a la escena en los ojos del capitán reverendo Clayton. Desde fuera de la habitación, cuya puerta está abierta, vemos a Martha sacar la prenda de un arcón, ponérsela en el antebrazo izquierdo y con la mano derecha, acariciarla, como si estuviera quitándole una imaginaria arruga, pero en un gesto que significa más de lo que dice. Por si le quedaba alguna duda, en ese momento y mediante un gesto simple, pero sutil, el espectador ya sabe a ciencia cierta cuáles son los sentimientos de Martha para con su cuñado.
En esta misma escena, ojo a la actitud de Ward Bond, que prácticamente si hacer nada, casi solo con la mirada, nos transmite todo su pensamiento sobre la escena que está observando, algo así como un tranquilo y obvio "todos lo sabemos". Todo un actorazo.




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