miércoles, 28 de noviembre de 2018

EL GRAN COMBATE

1878. La nación cheyenne, reducida por la enfermedad y el hambre de mas de 1.000 personas a 286, desatendidas todas sus peticiones, escapa de su reserva de Oklahoma y empieza un viaje arduo y difícil de 2.900 kilómetros hacia su tierra natal, en Dakota, Una joven maestra cuáquera, Deborah Wright (Carroll Baker), los acompaña. La tropa del capitán Thomas Archer (Richard Widmark) les persigue a regañadientes, pero, cuando el comandante Braden (George O'Brien) ataca con artillería, éste resulta muerto y sus caballos se dispersan. Cuchillo Sin Filo (Gilbert Roland), nombrado jefe de guerra por su moribundo padre, jura mantenerse célibe durante el viaje y ve como Camisa Roja (Sal Mineo), hijo de su hermano mayor, Pequeño Lobo (Ricardo Montalbán), le hace la corte a su joven esposa. En el Este la prensa exagera los acontecimientos y el secretario de interior Carl Schurz (Edward G. Robinson) está contra las cuerdas. Archer alcanza a los cheyennes, pero la impetuosa carga del teniente Scott (Patrick Wayne) les hace perder la batalla. Los famélicos cheyennes mendigan comida en su trayecto y son asesinados por diversión por los vaqueros, además de encontrar las manadas de búfalos, de cuya carne depende su supervivencia, masacradas.
La tropa de Archer se refugia en su campamento de invierno, pero reanudará la persecución cuando descubre el rastro de los cheyennes. Los indios, muertos de hambre en medio de la nieve, se dividen en dos grupos. La mayoría de las mujeres y los niños se rinden, pero maltratados por el capitán Wessels (Karl Malden) y ante la orden del Departamento de Guerra de que regresen de inmediato a la reserva, vuelven a escaparse, muriendo muchos en el intento.


El guión se basa en la novela de Howard Fast La última frontera (1941), sobre la huida en 1878 de los indios cheyenne hacia su territorio natal del río Powder, en Wyoming.
Quizá su obra más conocida es Espartaco y sus novelas, de gran éxito comercial, trataban a menudo sobre los temas de la libertad y los derechos humanos, elementos de su propio y tumultuoso viaje político, que le supuso ser incluido en la lista negra del macartismo durante la década de 1950.


También se inspira el guión, como consta en los títulos de crédito, en el libro "Cheyenne autumn" (1953), de Mari Sandoz.
En una entrevista con Madsen publicada por Cahiers du cinéma en octubre de 1966, Ford señalaba que la película narra "una historia verdadera, auténtica, la realidad tal como fue", pero la realidad es que solo guarda un lejano parecido con los hechos históricos narrados por Mari Sandoz en su libro, en el que cuenta una historia mucho más horrible, con personajes muy diferentes y con la mayoría de los acontecimientos sucediendo de otra forma. En realidad, Cuchillo Sin Filo a quien mató fue a Alce Flaco (no a Camisa Roja) en un puesto comercial y no en una ceremonia tribal; Lobo Solitario era un borracho, no un guerrero noble y la chica era su hija, no su esposa. Carl Schurz, por su parte, no tuvo casi nada que ver con el asunto de los cheyennes y nunca viajó al Oeste para parlamentar con ellos.


Casi siempre al hablar de este film, se incide en las dificultades de Ford para rodarla, pues al parecer, Warner no le dejó rodar la novela de Fast, supuestamente por estar su autor en la lista negra. El caso es que Ford decidió rodarla a su manera y le salió una especie de sucedáneo.
Yo pienso que Ford contó una historia, como hacía tantas veces y que, al igual que en otros films en los que se le tacha de racista y todo eso, sin que él pretendiera tal cosa, en esta, en la que se incide en su respeto por los indios, tampoco es que el pretendiera defenderlos, simplemente, lo dicho, cuenta una historia a su manera. Lo que ocurre es que en esta ocasión apenas hay épica y quienes van a verla, como esperan ver otra de esas espectaculares películas sobre la caballería, se agarran a ciertos tópicos para defender el film.
Yo siempre la he visto como la despedida del maestro de su querido Monument Valley y como una especie de homenaje a sus personajes y sus actores. No tiene la garra de algunos de sus otros films, pero es una película correcta, con unas cuantas buenas escenas que llevan su sello y con una triste historia de perdedores, en la que se refleja, mejor que en otras, lo que de verdad fue la colonización del Oeste, un enfrentamiento entre dos tribus de humanos, en la que los más fuertes, los blancos, abusaron de los más débiles.




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