miércoles, 11 de junio de 2014

EL ÚLTIMO REY DE ESCOCIA

Nicholas Garrigan (James McAvoy), acaba de finalizar sus estudios de medicina y su padre está convencido de que comenzará a ejercer a su lado como médico de familia. Sin embargo a Nicholas le horroriza esa perspectiva y desea alejarse de su familia. Decidide irse lejos y elige Uganda, un país totalmente desconocido para él, donde ayudará al Dr. Merrit (Adam Kotz), otro británico que está al frente de un dispensario junto a su esposa Sarah (Gillian Anderson).
Cuando aún lleva poco tiempo en el país, Garrigan es requerido en la escena de un extraño accidente. El presidente Idi Amin Dada (Forest Whitaker), que acaba de hacerse con el poder mediante un golpe de estado, ha enbestido a una vaca con su automóvil y está herido en una mano. Garrigan atiende a Amin, que apenas tiene un esguince en una muñeca, pero éste queda impresionado con el desconocido doctor, no sólo por la franqueza y descaro con los que se dirige a él, sino por la manera con la que toma el control de la caótica escena que rodea al accidente. Amin le hace una insólita proposición: desea que Garrigan pase a ser su médico personal.
Aunque en primera instancia, el británico declina la invitación, tras visitar a Amin en Kampala, se lo piensa mejor y acepta. El presidente le ha seducido con su arrolladora personalidad y los proyectos que tiene en mente para mejorar el nivel de vida del país.
Con el tiempo, Garrigan irá descubriendo otras facetas menos agradables de la personalidad del dictador, hasta verse atrapado en un abismo moral que le está conduciendo a perder su propia alma.


El guión se basa en la novela del mismo título de Giles Foden, en la que la productora Lisa Bryer, vio inmediatamente el gran potencial cinematográfico que encerraba, poniendo el proyecto en manos del prestigioso documentalista Kevin Macdonald que, aunque no tenía experiencia en producciones dramáticas, le pareció la persona adecuada para hacerse cargo de la realización.
Citamos el prestigio del realizador como autor de documentales, no como una simple anécdota, sino porque en muchas secuencias exteriores, tanto de la capital, Kampala, como, sobre todo, de las zonas rurales de Uganda, se nota y se agradece la maestría del director a la hora de ofrecernos maravillosos planos, como ese que se nos presenta en los primeros compases del film, cuando Amin visita la zona donde está trabajando el Dr. Garret y con una sensacional toma en la que aparece en primer plano la nuca de Whitaker, vemos a la colorista multitud que ha ido a celebrar con el presidente su ascenso al poder; o el viaje de Garret en autobús, recorriendo el territorio ugandés.

El film busca distanciarse de los biopics al uso, para lo que da relevancia, igual que en la novela, a la figura del médico, un personaje inventado y cuya historia sirve de contrapunto a los hechos reales, pero que también da pie para mostrarnos algunos de ellos como si le hubieran ocurrido al protagonista. Es cierto, no obstante, que el film va derivando más hacia un thriller que a profundizar en los acontecimientos históricos.

Está muy bien planteada la espiral de sinrazón en la que entró Amin, desde las escenas iniciales, a los acordes de una música étnica de ritmo contagioso y con imágenes luminosas y coloristas, el film se va volviendo sombrío y la trama se complica. La situación de Garret se vuelve opresiva y peligrosa, mientras el dictador va pasando de sus promesas de mejoras y cambios sociales, a una paranoia que no le deja ver sino enemigos por todos los lados.
El joven doctor, también se va haciendo consciente de que lo que se le presentaba como un cuento de hadas, en realidad es un infierno en el que la vida humana no tiene valor y depende del humor de un hombre de comportamiento imprevisible que se cree elegido por una fuerza superior para capitanear los destinos de su patria, un lugar al que ha llegado gracias al apoyo de los británicos que vieron en Amin la persona ideal para deponer al procomunista Milton Obote, con cuyo régimen temían perder influencia en el país.


La película es un buen retrato de lo que ocurrió en Uganda en los años 70 del pasado siglo, el apoyo popular con el que contó Amín en el que el pueblo vio a su lider y salvador, pero que de las promesas de mejoras, modernización y elecciones libres, pasó a liderar un régimen que se refugió en un nacionalismo extremo, acabó con la vida de miles de ugandeses con el pretexto de que eran seguidores del despuesto Obote y hundió la economía del país.
Las consecuencias de aquellos acontecimientos aún siguen pasando factura en la actualidad al país africano.
Y por encima de todo esto, está la inmensa interpretación de Forest Whitaker, un actor que yo descubrí en Bird, y que desde entonces me encandiló. El Oscar de ese año, fue a parar a buenas manos.





6 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Creo que está bastante bien planteada, sugiriendo más que enseñando, pero quizá con eso consigue perturbar más.

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  2. Con ese título me esperaba otra cosa, lo cierto es que no puedo comentar porque las últimas que has puesto no las he visto, aunque la anterior me resulta más apetecible

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    1. Era uno de los títulos que se autoconcedió el paranoico de Amín, que también se hacía llamar señor de los animales de tierra y de los peces del mar, entre otros.

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    2. Me pasó lo que a Maribeluca, el título me despistó y creí que iba por otros derroteros.
      No conozco esa película, pero con que solamente esboce la figura del estrafalario Idi Amin, tiene que estar muy interesante.

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    3. Creo que refleja bien la situación del país, la esperanza y posterior frustración en el ascenso de Amín y el terror que este sembró a su alrededor.

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