La emperatriz María Teresa de Austria (Marianne Faithfull), ha concertado el matrimonio de su decimoquinta hija, María Antonieta (Kirsten Dunst), con el Delfín de Francia, el futuro Luis XVI (Jason Schwartzman).
María Antonieta es una adolescente que apenas tiene catorce años y se ve obligada por las circunstancias a separarse del mundo conocido de la corte austriaca, para viajar a París. Es recibida en la frontera de una manera distante y altiva, el mismo trato que encontrará en la corte, con una rigurosa y complicada etiqueta que, en algunos momentos, es casi denigrante, pero que ella no tiene otro remedio que cumplir, pues responde en ocasiones a derechos adquiridos por parte de la nobleza.
Una vez contrae matrimonio, se encuentra con que su marido está más interesado en los artefactos mecánicos que en cumplir con sus obligaciones conyugales, mientras ella se ve presionada, incluso por su propia familia, para que haga valer sus encantos ante el Delfín y asegure la línea sucesoria. María Antonieta, cargada de paciencia, espera que las cosas se solucionen, mientras se va rodeando de cortesanas más cercanas a ella, que la saquen de la apatía y el aburrimiento en los que su vida amenaza sumirse.
El guión se basa en la novela que sobre la reina francesa, escribió Lady Antonia Fraser, que interpreta libremente, si bien asumiendo la idea que de ella se desprende de que la Historia ha tratado a Maria Antonieta de manera injusta y que las opiniones sobre ella deberían ser más benévolas.
La película está bastante bien ambientada, con un suntuoso despliegue de vestuario y escenarios deslumbrantes y recargados, como corresponde al estereotipo que tenemos de la corte francesa de la época.
La realizadora centra su idea en mostrarnos a una emperatriz un tanto desvalida e ingenua ante lo que se le viene encima, que se ve arrastrada por las circunstancias a un camino que la llevará al final que todos conocemos porque cuando ha querido madurar, es demasiado tarde para dar marcha atrás.
Con una arriesgada propuesta en ciertos detalles como la banda sonora que mezcla ritmos de época con canciones de bandas ochenteras como Siouxsie & The Banshees, Bow Wow Wow, The Cure o The Strokes, cuyas composiciones se escuchan en escenas muy importantes para provocar la percepción que Sofía Coppola quiere crear; o el famoso plano en el que en medio de una ingente cantidad de zapatos siglo XVIII, diseñados por Manolo Blahnik, la realizadora colocó un par de zapatillas converse azul all star.
Estupenda fotografía de Lance Acord, con algunos planos realmente bellos, incluídas las imágenes aéreas de Versalles que tuvieron el privilegio de filmar merced a un permiso especial.
Maria Antonieta o la chica bien de secundaria, esa es la idea que me queda de esta peli, a la que contribuyen en buena parte esos anacronismos con los que de manera intencionada Sofía Coppola salpica el film y que alcanzan su culmen en las escenas de le Petit Trianon, en las que, aparte de recibir a su amante, a Maria Antonieta sólo le falta organizar una fiesta de almohadas.
Film que desató las más encontradas opiniones, tanto los a favor, como los contrarios, no se pararon en barras a la hora de emitir opiniones para un film que fue todo un éxito de taquilla en su momento.
Una película interesantísima en cuanto al retrato de una época, anacronismos buscados al margen. Capta bien ese protocolo cortesano en Versalles y el rol de la nobleza al servicio de una idea de Estado en el que la monarquía es el eje.
ResponderEliminarPor cierto, el libro de Antonia Fraser (viuda de Harold Pinter) no es una novela, sino una biografía que en castellano publicó Edhasa.
magnifico relato que no conocia
ResponderEliminarun abrazo
Gracias a ti por tu visita y tu comentario.
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