Al ver la película no puede uno por menos (al menos a mí me ocurrió) que acordarse y hasta comparar el personaje de Eastwood, con Harry Callahan, de hecho, al principio, da toda la impresión de que vamos a ver algo muy parecido, dudamos de si no será otra más de la serie.
No es así, aunque en muchos aspectos se le parezca. Toda similitud acaba cuando vamos descubriendo su personalida tormentosa y oscura, alrededor de la cual gira buena parte de la película, en la que dos personas se ven atraídas por el ambiente sórdido y malsano de los bajos fondos de Nueva Orleans, dedicándose a visitar prostitutas con las que se entretienen en los más variados juegos sexuales. Una de esas personas es el asesino, la otra es el inspector Wes Block, protagonista de la historia.
Agunas escenas oníricas me han recordado al maestro Hitchcock. La peli tiene un ritmo bastante aceptable, aunque decaiga un poco en algunos pasajes, pero sabe mantener la intriga hasta el mismísimo final. Antes vamos recorriendo la tormentosa vida del policía, su problemática vida familiar, sus relaciones oscuras con las prostitutas..., hasta el punto de que en más de una ocasión sospechamos que él es el verdadero criminal. Otro acierto del guión, sin duda.


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