martes, 14 de diciembre de 2021

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA

 


Estados Unidos, años 30. En plena Depresión económica, John (Tom Keene) y Mary Sims (Karen Morley), una joven pareja que vive abrumada por las deudas y el desempleo, abandona la ciudad y se establece en una granja abandonada cerca de la población de Arcadia, propiedad de un tío suyo que les dejará trabajarla. A pesar de la inexperiencia de John, que no sabe nada de agricultura, deciden explotarla. Y este proyecto se hará realidad a medida que vayan llegando a la finca personas de los más diversos oficios que huyen de la miseria urbana, primero será un granjero sueco, más tarde un fontanero, un carpintero, un albañil, un mecánico... El resultado es la creación de una comunidad cooperativa agrícola y de un nuevo tipo de sociedad más solidaria, en que tan importante como las habilidades de cada cual, lo será su disposición para trabajar. No obstante, la vida en este mundo aparentemente idílico, no será nada fácil y cuando las dificultades, que parecen insalvables, aparecen, de nuevo la solidaridad y el sacrificio de alguno de sus miembros en pro del bien común, serán decisivas.


El guión, de Elizabeth Hill y Joseph L. Mankiewicz, sobre una idea del propio realizador, sacada de un reportaje en una revista (creo que el Reader's Digest), trata de salvarse las espaldas con mensajes que clarifiquen que aquello no es una apología del socialismo, mencionando el paralelismo con los Padres Pioneros, o la escena en que toda la comunidad reza arrodillada para dar gracias por los primeros brotes de la futura cosecha, a pesar de ello, digo, imagino que la carga de profundidad que lleva implícita la historia contra los desmanes del capitalismo, tuvo que revolver en sus asientos a más de uno en la patria de la iniciativa privada. Una película única y políticamente subversiva sobre la depresión, una especie de secuela de la obra maestra muda de King Vidor de 1928, The Crowd.


Sin embargo, su conmovedora visión del colectivismo, resulta bastante ingenua, pero de paso, nos regala secuencias maravillosas, entre las que destaca todo el tramo final, con todos los miembros de la colectividad trabajando juntos en una zanja que traeré el agua a sus cultivos asolados por la sequía. 
El film es un canto a la solidaridad y a dejar de lado los egoísmos individuales en pro del bien común que se señala como única esperanza de futuro para quienes se ven desahuciados por el sistema, con un proyecto de vida y de producción que resulta tentador, sino fuera porque sabemos que en la realidad, llevar adelante estos proyectos resulta más complicado de lo que aquí se nos pinta, aunque es cierto que algunas de esas dificultades quedan reflejadas en la película.




10 comentarios:

  1. Hola.
    Pues aunque pueda resultar un poc utópica parece muy interesante.
    Gracias por la reseña y feliz tarde.

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  2. En realidad, toda esa carga aparentemente socialista es un reflejo del New Deal impulsado por el presidente Roosevelt para salir de la crisis posterior al Crack del 29.

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  3. Yo pienso que, al menos en algunos momentos, va más allá del New Deal, de hecho no dejó de haber voces que se escandalizaron.

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  4. Para que luego digan que el cine americano es de derechas...

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  5. Hola Trecce!
    No sabia de su existencia, me la anoto. Siempre son de agradecer estas sugerencias que nos traes.
    Saludos!

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    1. El mayor interés del film es que se trata de cine norteamericano tratando de temas sociales de una manera en que normalmente no lo hace.

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