lunes, 14 de octubre de 2019

THE GAME

El multimillonario Nicholas Van Orton (Michael Douglas) tiene todo lo que un hombre puede desear. Pero Conrad (Sean Penn), su díscolo hermano, aún es capaz de encontrar un regalo de cumpleaños que pueda sorprenderle: su ingreso en un club de ocio capaz de diseñar a su medida aventuras y pasatiempos exclusivos. Le regala una tarjeta de invitación de CRS; una compañía que, según afirma el hermano de Nicholas, te hace la vida divertida.
Nicholas descubre que esta compañía está abriendo una sucursal en una planta del edificio en que él trabaja, por lo que acude para que le informen en qué consiste exactamente el regalo recibido de su hermano. Le explican que lo que ofrece la compañía es la participación voluntaria en un juego diseñado especial y exclusivamente para él, para que se divierta. Nicholas accede y le someten a una serie de exámenes psicológicos y físicos de rutina, con el objeto de medir sus reacciones. Poco después de abandonar su lugar de trabajo, comienza a verse envuelto, uno tras otro, en incidentes y sucesos extraños, con la sospecha permanente de que alguien trata de capturarlo y de que absolutamente todo (salvo algunas cosas), sin importar las circunstancias, parece especialmente preparado para que pueda escapar. Mientras el juego avanza cruzando, de un lado a otro, la línea de lo real y lo irreal, cada vez peligra más la vida de los participantes y van quedando claras las verdaderas intenciones del juego.


Tachada por muchos de tramposa, lo cierto es que el guión está muy trabajado, lo que ocurre es que no acaba de saber transmitir al espectador la verosimilitud de sus giros. Hay cosas que nos parecen increíbles, sencillamente porque no acaba de hacernos observar que estamos viendo algo que en realidad es de otro modo, es decir, el espectador cree ver algo que realmente es un truco.
El éxito de este tipo de películas, que juegan un poco con el enredo, con la falsa realidad, es lograr que las piezas encajen al final y arrastrar al espectador con un ritmo trepidante. Lo segundo está bastante conseguido, lo primero no tanto, pero no porque esté mal construída, sino por eso que apuntamos de que no acaba de saber transmitirlo y encima, en lo que sí se toma una licencia absolutamente increíble es en la escena final que, muchas veces, es lo que más queda en la retina.


A pesar de todo ello, creo que es muy entretenida de ver, con constantes giros de guión que hacen que se mantenga el pulso del film. Michael Douglas, haciendo ese papel que hace casi siempre de ricachón medio cabreado con el mundo y vanidoso, consigue una actuación convincente y las imágenes y la ambientación, son de gran calidad.
Y para los que piensen que es todo un absoluto desvarío, señalar que los ricos se divierten con cosas muy raras, a veces mucho más de lo que cuenta esta película.




2 comentarios:

  1. Recuerdo esta película, le encontré mucho sentido.
    Aunque me pareció que el protagonista reaccionó demasiado bien con su hermano.
    Saludos

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    Respuestas
    1. Esa reacción ha sido criticada por resultar poco natural y menos creíble.

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