viernes, 10 de mayo de 2019

MANDY

Red (Nicholas Cage) es un lacónico leñador que lleva una vida tranquila alejado del mundo junto al amor de su vida, Mandy (Andrea Riseborough), una mujer de aspecto frágil y físico magnético y poco convencional.
Viven en un lugar solitario llamado Las montañas sombrías y un día, mientras da un paseo abstraída en una de las novelas de fantasía que suele leer a diario, Mandy se cruza, sin saberlo, con el líder de una secta que desarrolla una obsesión por ella. Decidido a poseerla a cualquier precio, él y su grupo de secuaces convocan a una banda de motoristas, de aspecto horripilante que parecen venidos del mismísimo infierno, los Black Skulls, que la raptan.
Los apóstoles de Jeremiah Sand (Linus Roache), entre ellos una vieja prostituta llamada Marlene (Olwen Fouéré), drogan a Mandy y la someten a toda clase de torturas. Red resulta malherido en el ataque a la cabaña y es dejado por muerto tras haber recibido graves heridas.
Sin embargo, una vez recuperado, decide salir de caza, se propone atacar a los moteros, decidido a vengarse y equipado con toda clase de artilugios, algunos de ellos fabricados por él mismo tras haber fundido el metal, pone en marcha una matanza que deja cuerpos, sangre y vísceras allá por donde pasa.
Tras su combate con los Black Skull, le llegará el turno a Sand y sus acólitos, aunque primero ha de averiguar donde está la guarida en que se esconden y practican sus peculiares y sanguinarios cultos.


El guión, de Panos Cosmatos y Aaron Stewart-Ahn, desarrolla una historia del propio Panos Cosmatos, realizador también del film.


Dividido en dos partes, en la primera mitad de la película, el espectador se limita prácticamente a contemplar la relación entre los dos protagonistas, con diálogos no demasiado llamativos y algunos momentos que se mueven entre la realidad y la fantasía, en una especie de aperitivo de la inesperada segunda parte en que la violencia y el exceso se disparan de forma conscientemente exagerada.


Es una película en que la estética domina todo lo demás, mucho filtro rojo en búsqueda de un ambiente entre oscuro y lisérgico, en el que los diálogos ceden el protagonismo a la composición y al impacto visual en una historia que echa mano de lo imaginario e incluso de lo increíble. Escenas que rozan el ridículo y otras que se vuelven un tanto ridículas por lo excesivo y por lo manido de los recursos a que acuden.
Los amantes de este tipo de cine, pueden aburrirse a lo largo de la primera hora y no llegar a "disfrutar" de la sangre y la brutalidad que abundan en la segunda. Para el resto, un batiburrillo de imágenes oscuras, en ocasiones sin reparo por parte de los autores en que resulten medianamente explicables y con un guión que quiere pasar por original pero que no lo es tanto.




2 comentarios:

  1. Viendo lo malparada que has dejado la película, desde luego no la voy a poner entre mis prioridades. No suele tener mucho acierto Cage escogiendo guiones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin embargo hay que señalar que el papel le cae bien y el está acorde con lo que se le exige, dentro del tono excesivo de la película.

      Eliminar