viernes, 3 de mayo de 2019

THREE IDENTICAL STRANGERS (TRES IDÉNTICOS DESCONOCIDOS)

Los trillizos Robert Shafran, Eddy Galland y David Kellman, no se conocieron hasta 1980, cuando tenían 19 años, gracias a que Bobby y Eddy asistieron por casualidad al Sullivan County College con un año de diferencia. Estudiantes que conocían a Eddy, se percataron del indudable parecido físico que tenía con Bobby cuando este llegó al campus.
David se reunió con sus hermanos biológicos poco después, cuando la historia de su reencuentro se publicó en los medios, incluyendo fotografías de ambos.
Mientras Bobby, Eddy y David, durante esos primeros años se dedicaron a recorrer el circuito que suponían las entrevistas en esos medios de comunicación y a pasar juntos todo el tiempo después de tantos años separados, sus respectivos padres adoptivos, procedentes cada uno de la clase media alta, la clase media y la clase trabajadora, respectivamente, tenían muchas preguntas que formular a la agencia de adopción Louise Wise, la mayor de las dedicadas al asunto y especializada en familias judías, pues a ninguno de ellos se les había dicho cuando se les ofreció la adopción, que los tres niños eran trillizos que iban a ser separados.
La reunión que mantuvieron con los administradores de Louise Wise, proporcionó poca información a los padres y no fue hasta que comenzaron a surgir problemas entre los hermanos, cuando ellos mismos empezaron a preguntarse por las razones que llevaron a separarlos en lugar de mantenerlos juntos.


El documental narra las vicisitudes de los tres hermanos que fueron parte activa, sin ellos saberlo, en un experimento psicológico. Como dice Bobby: Nos llamaban sujetos, pero en realidad éramos víctimas.
En 1995, el periodista ganador del Premio Pulitzer Lawrence Wright publicó un artículo en The New Yorker arrojando luz sobre un inquietante estudio psicológico. La investigación científica ideada por el destacado psicólogo Dr. Peter Neubauer y su Child Development Center, se propuso responder a la pregunta fundamental de la naturaleza frente a la crianza. A través de la ahora extinta agencia de adopción Louise Wise, un número desconocido de gemelos y trillizos fueron ubicados en diferentes hogares y observados en secreto durante años, por investigadores que realizaban visitas domiciliarias (a los padres se les decía que eran visitas estándar, para rastrear el progreso de los niños adoptivos).


El documental va aportando, poco a poco, los datos de que se disponía en el momento del rodaje, lo hace de manera que el espectador se vea atraído por la historia a la que dota de un cierto aire de incertidumbre por conocer qué es lo que ocurrió alrededor de este extraño e inquietante suceso.
La pregunta de qué es lo que influye más en el comportamiento de una persona, si su herencia genética o la crianza y la educación que ha recibido, es la que flota constantemente. Es curioso que, al parecer y por lo que se conoce, el estudio, que permanece secreto bajo custodia de la Universidad de Yale, tampoco reveló más conclusiones que aquellas a que se hubiera llegado a través del razonamiento y la reflexión, sin necesidad de haber sometido a los niños y a las familias a esta prueba moralmente discutible.
La cinta ofrece más preguntas que respuestas y deja que seamos quienes la vemos los que saquemos nuestras propias conclusiones, sobre todo en lo referente a la calidad moral de este tipo de experimentos en que seres humanos son utilizados como cobayas y aún otra pregunta más angustiosa: ¿Estaremos siendo sometidos a otro tipo de experimentos sin saberlo?
Trabajo muy interesante, elaborado con inteligencia y que resulta entretenido y, en cierto modo, aleccionador, pero también muy inquietante.




2 comentarios:

  1. Pues si eso, y seguramente casos parecidos, sucedieron a este lado del Muro, me pregunto qué no harían al otro lado, donde los controles morales y éticos apenas existían.

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