viernes, 23 de agosto de 2013

CLEOPATRA


En la batalla de Farsalia, Julio César (Rex Harrison) derrota a Pompeyo y se convierte en el hombre más poderoso de Roma. Aunque sus generales quieren que regrese a la capital para celebrar su triunfo y recibir la aclamación del pueblo, César considera que debe encaminar sus pasos a Alejandría, allí se vive un enfrentamiento entre los dos hermanos que deben reinar conjuntamente. Ptolomeo ha despojado de sus derechos a su hermana Cleopatra (Elizabeth Taylor). Roma es la encargada de velar por el cumplimiento del testamento del padre de ambos y está dispuesta a ejercer su papel de árbitro, además sus intereses económicos en la zona, hacen que tenga especial interés en establecer un gobierno en el que no haya disputas.
César conoce a Cleopatra que se ha introducido clandestinamente en el palacio envuelta en una alfombra, ella conseguirá conquistar los favores del poderoso mandatario, con su ayuda depondrá a su hermano y tendrá un hijo con el romano al que llamará Cesarión.



Película que forma ya parte de la historia del cine, en muchas ocasiones más por todo aquello que rodeó su filmación que por la misma película en sí.



Anécdotas que son conocidas por los aficionados porque han sido comentadas hasta la saciedad, desde el hecho de que fuera la película más cara de todos los tiempos, hasta el nacimiento de la tórrida y conflictiva historia de amor entre Richard Burton y Liz Taylor, una de esas parejas que figuran en las antologías y que tanto dieron de sí en el papel couché.



La película es todo un derroche de medios, con decorados faraónicos (y no es un chiste), gran número de extras y una puesta en escena impresionante.



Buena banda sonora a cargo del maestro Alex North; una fotografía que llena nuestras retinas de color y un diseño de vestuario que, en el caso de Liz estuvo a cargo de la mítica Irene Sharaff que se llevó uno de los cuatro Oscar que consiguió el film.



A pesar de todos los esfuerzos de Joseph L. Mankiewicz para dotar al film de un contenido que le diera cierta altura más allá de los medios ingentes utilizados, la película me ha resultado un tanto pesada. Es cierto que hay diálogos de un cierto nivel y que se ha tratado de alternar las escenas de acción con las más intimistas, pero creo que el producto final no está logrado en estos aspectos.
La tan cacareada relación entre Liz y Richard, tampoco es que se note en la pantalla, supongo que dejarían las efusiones para los fuera de plano, pero ella parece un tanto acartonada, sí muy bella y llamativa, pero como más preocupada por que el pliegue del vestido quede en su sitio y los complicados peinados y aderezos no se le caigan de la cabeza, que por la interpretación en sí; y Burton, tampoco es que esté para tirar cohetes.



Alguna que otra licencia histórica un tanto sonrojante, aunque, como he dicho alguna vez, esto es cine y el espectáculo manda.
El film llama la atención más por lo excesivo y desbordante de su puesta en escena que por el retrato de la época y los personajes.
El fin de una época y de una manera de hacer cine, aquella de las grandes superproducciones a base de talonario que, en este caso, no se vio recompensada por las recaudación posterior y que a punto estuvo de mandar a la Fox Nilo abajo para siempre.
Para concluír, una de esas frases que hace sentirse orgullosos a los guionistas (con razón). Es la escena inicial del film, Julio César contempla la pira en la que van depositando los cadaveres de las tropas de Pompeyo y dice: El humo de los romanos es igual de negro que el de los demás... y su hedor, también.





10 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo en tu crítica pero a mi me gusta. Pasas un rato entretenido viéndola.

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    1. No, si a mí también me gusta, pero se me ha hecho un poco pesada. Eso ya sabes que no quiere decir nada en principio.

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  2. Para mi es una extraordinaria película. Quizás se deba a que ami, me gustan mucho las películas
    de la historia antigua. En esta en concreto alteran bastante la historia real, pero narra hechos totalmente plausibles.

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  3. Para mi es una película atemporal, de las que hacen Historia, con mayúsculas, en el cine. No habrá otra igual, con tanta magnificencia, ni siquiera hoy en día con los adelantos tecnológicos. Y no sé si se trasluce mucho la relación entre Liz y Richard, pero como sabemos que existía verlos juntos tiene un justo punto de morbo.
    Me encanta haberla recordado contigo.
    Gracias.
    AlmaLeonor

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  4. Imprescindible. En versión original y versión extendida mejor.

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  5. Disculparme por mi alejamiento veraniego del "aparatito" y por consiguiente de los amigos. Con todas las dificultades de producción (y muchas otras) Mankiewicz consiguió una verdadera obra maestra, a pesar de los mastadóntico del proyecto y la grandiosidad de la puesta en escena. Es una gran historia de amor, universal e inmortal.

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    1. Lo que hace falta es que hayas estado a gusto durante el verano.
      Un saludo.

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