
Ya allí me quedé prendado de la manera de escribir de este autor, que logra introducrite en su relato y que tiene un extenso dominio del asunto que trata.
Todo esto y más ha quedado ratificado al adentrarme de su mano en esta convulsa época para el mundo heleno que supuso la Guerra del Peloponeso. Se ha documentado de una manera exhaustiva, lo mismo te habla de localizaciones geográficas que de pequeños detalles culinarios. La novela hace un extenso recorrido por las formas de vida, relaciones familiares, políticas o sociales de la época. Se nos habla de generales, navarcas, jefes de equipo, pero también de los soldados corrientes y molientes, marineros, remeros, de su disposición en los barcos, en las batallas, de algunas de las naves de guerra que surcaban el Mediterráneo de entonces. Una gozada el despliegue de conocimientos del escritor norteamericano.
La obra tiene una estructura compleja y no siempre fácil de leer. Hay dos narradores, Polémides, el asesino de Alcibíades y Jasón, un noble ateniense al que Polémides pide ayuda para que le defienda. La narración tiene lugar desde la prisión, en la que Polémides comparte cautiverio con Sócrates, ya condenado a ingerir la cicuta.
El centro de la historia que se nos cuenta es Alcibíades, el ateniense con madera de lider, pero que no hace más que meter a su patria en un conflicto tras otro, del que pocas veces sale bien parada. Su relación de amor/odio con Atenas, hace que, por un lado se le condene en más de una ocasión, incluso a la pena de muerte y por otro, que los atenienses vean en él a la única persona capaz de conducirles a alguna parte.
En tanto, la relación entre Jasón y Polémides, va pasando de un absoluto desconocimiento entre ambos, a la comprensión por parte de Jasón de la manera de actuar de su defendido una vez que le va conociendo mejor y dándose cuenta de que en lugar de alguien anónimo, ha habido cosas en el pasado que les han unido: El mismo Alcibíades, Sócrates, el espartano Lisandro y su participación en la horrible guerra que enfrenta a unos helenos con otros. En tanto se va dando cuenta de que Jasón, a pesar de las apariencias no es un asesino sin más y de que Alcibíades, además de un soldado genial, era también un ambicioso que se creía tocado por el dedo de los dioses y que no hacía más que ir de conflicto en conflicto buscando la gloria personal, sin importarle las desgracias ajenas que dejara en el camino.

Para algunos, es la mejor novela de este autor nacido en Puerto España (Trinidad) en 1943 y que, en su momento dejó su trabajo de redactor en una agencia de Nueva York para dedicarse a escribir libros y en menos de tres años se arruinó y acabó viviendo en una camioneta, hasta que le llegó el éxito en forma de guiones cinematográficos. En 2003, el autor de "Puertas de Fuego", fue nombrado ciudadano honorífico de Esparta.
También a mí me encantó "Puertas de fuego", Trecce, así que después de tu reseña no dudaré en hacerme con esta. Un abrazo.
ResponderEliminarNo es tan trepidante como "Puertas de fuego", yo diría que es otro tipo de novela, para inciados o buenos gourmets. Así que supongo que tú entras en el perfil.
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