jueves, 29 de septiembre de 2022

LA CHICA CON LA MALETA

 


Aida Zepponi (Claudia Cardinale) es una pobre y bella muchacha, bailarina en los tugurios de Milán, que es seducida por un señorito de Parma. Pero la inocente joven es abandonada cuando da un paseo con él en su descapotable. Intentando localizarle, Aida pregunta por él en la mansión en que vive su familia. Ante el desconsuelo y desamparo de la chica, el hermano del seductor, un adolescente de 16 años, se apiada de ella y le ofrece su ayuda.


Aunque con un fondo de denuncia social que la emparenta con el neorrealismo, no es el argumento lo más llamativo del film, su asunto central, el enamoramiento de dos personas de diferentes edades y clase social, con una formación y unas perspectivas de futuro absolutamente distintas, ha sido llevado a la pantalla, de formas variadas y con todos los matices que se quiera, en innumerables ocasiones, es la historia de un amor imposible. Sin embargo estamos ante una película especial, desde su fotografía hasta el tratamiento de los personajes, a cuya evolución asistimos, son muchos los detalles llamativos de un film plagado de secuencias maravillosas en el que los diálogos dejan paso al más puro lenguaje cinematográfico.


Y además está Clauida Cardinale, claro, a la que Valerio Zurlini le dio el papel que para algunos es el mejor de su carrera, el de la inocente Aída, una joven sin demasiada suerte en la vida. En esta amarga historia de amor mostró que también tenía grandes dotes de actriz, aunque más medio siglo después sigamos recordando su interpretación por su diáfana belleza al bajar la escalinata en albornoz, con la cabellera envuelta en una toalla de baño, a los compases de “Celeste Aída” de Verdi. Más que una imagen erótica, un icono del cine italiano.




4 comentarios:

  1. Como solía ocurrir en la mayor parte de películas en las que intervino, la presencia de la Cardinale eclipsa el verdadero sentido del argumento.

    ResponderEliminar
  2. Hola Trecce!
    Creo que muy pocas actrices han poseído esa belleza, Cardinale parecía no necesitar un gramo de maquillaje...
    Saludos!

    ResponderEliminar