viernes, 21 de julio de 2017

EL JURADO

Cuando una joven viuda interpone en Nueva Orleans una demanda contra un poderoso consorcio de fabricación de armas, al que hace responsable de la muerte de su marido, pone en marcha un caso en el que se decide el destino de millones de dólares. Pero es un litigio que quizás esté ganado incluso antes de que empiece, sobre la base de la mera selección, manipulación y la posterior tentativa de “comprar” al jurado.
Representando los intereses de la viuda figura Wendall Rohr (Dustin Hoffman), un elegante abogado sureño de grandes principios y un sincero interés por el caso que está defendiendo. Su oponente es en apariencia el abogado que representa a la empresa. Pero en realidad, es el hombre de paja de Rankin Fitch (Gene Hackman), un brillante y despiadado especialista en jurados. En un sofisticado centro de mando sito en un viejo almacén del barrio francés, Fitch y su equipo trabajan en el seguimiento y valoración de los potenciales miembros del jurado. Él va a conocer todo sobre sus vidas y va a manipular estratégicamente esta información en el proceso de selección del jurado. El único resultado aceptable es conseguir el jurado perfecto para que vote en favor de su defendido.


Sin embargo, tanto Fitch como Rohr van a descubrir muy pronto que no son los únicos interesados en ganarse el favor del jurado. Uno de sus integrantes, Nick Easter (John Cusack), parece tener sus propios planes para influir en el grupo. Y una misteriosa mujer, de la que sólo sabemos que se llama Marlee (Rachel Weisz), contacta tanto con Rohr como con Fitch para decirles que el jurado está en venta al mejor postor y que el veredicto final no les va a salir barato. Los principios morales de Rohr se ponen a prueba, y Fitch se ve tentado a cruzar la línea entre elegir un jurado y comprarlo, sin importar quién puede resultar dañado con todo eso.


Basada en una novela de John Grisham, la película altera algunas de las cosas con respecto a la misma, aunque mantiene su espíritu general. Por ejemplo, la compañía tabaquera contra la que se dirige la demanda, es cambiada por una empresa que fabrica armamento y todo el discurso del film ha de cambiar, de criticar el peligro que ha supuesto el engaño del tabaco, del que no se contaban todos sus efectos nocivos, a un relato en el que los dardos van dirigidos contra el poderoso trust armamentístico estadounidense y sus posibles responsabilidades cuando se producen esos asesinatos indiscriminados en los que un tirador puede acabar con la vida de muchas personas inocentes con armas compradas legalmente, prácticamente en cualquier tienda que tenga licencia para venderlas, sin que se le pongan ningún tipo de pegas al comprador.
De cualquier modo, esto es casi indiferente, pues el verdadero asunto es un demoledor retrato de la justicia, de las manipulaciones a que está sometida para el común de los mortales por los poderosos, porque como alguien dijo, los tribunales no aplican las leyes, las interpretan.


La película mantiene su interés por lo atractivo de su historia y por el magnífico plantel de actores y sus convincentes interpretaciones, manteniendo un ritmo vivo en su desarrollo que no deja lugar al aburrimiento.
No es la típica película de juicios, de hecho hay momentos en los que al espectador casi lo que menos le interesa es cuál va a ser el veredicto, sino conocer si al final el jurado será manipulado, comprado o dirigido y por quién.
Tal vez lo menos conseguido es la credibilidad de la historia que narra, con unas cuantas trampas de guión, algunas muy evidentes, que el espectador disculpa por lo envolvente del relato general.
El asunto no ha perdido actualidad ninguna, todo lo contrario y el final ofrece un giro que llevamos intuyendo que se va a producir, pero sin saber en qué va a consistir y de hecho, nos sorprende.
Hay una frase que pronuncia en una de las primeras escenas del film, el personaje de Gene Hackman, que encierra toda una filosofía de lo que puede ser un jurado en un juicio de este tipo y lo que de él piensan quienes se enfrentan al mismo cuando son poderosos: Trials are too important to be decided by juries (Los juicios son demasiado importantes como para ser decididos por jurados). 
Muy entretenida.




4 comentarios:

  1. Las novelas de Grisham suelen acabar en buenas películas.... esta es de las más interesantes por el giro argumental del cazador cazado, y también por los actores. La pareja de cusak y weisz es casi insuperable.

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  2. Ya leí la novela de John Grisham y era muy buena y realista.

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