lunes, 18 de mayo de 2015

EL PRISIONERO DE ZENDA

Rudolf Rassendyll (Stewart Granger), es un súbdito británico que visita un país imaginario situado en Centroeuropa, llamado Ruritania, para practicar su deporte favorito: la pesca furtiva.
Su estancia en el país coincide con la próxima coronación del nuevo monarca, Rodolfo V (Stewart Granger), pariente lejano de Rassendyll, como consecuencia de una relación extramatrimonial del bisabuelo del nuevo monarca. Rodolfo y su séquito, tropiezan casualmente con el inglés durante un paseo por el campo, y al futuro monarca le hace gracia el parecido entre ambos, invitándole a cenar, en la que será la última noche antes de la coronación. Durante la cena y posterior velada, beben mucho, quedándose todos dormidos, sin darse cuenta de que la última botella de vino, de la que sólo ha bebido Rodolfo, contiene un potente somnífero que deja a este fuera de combate. Cuando son conscientes de ello, el ayudante de Rodolfo, convence a Rassendyll, para que suplante al monarca en su coronación, ya que se encuentra totalmente imposibilitado para comparecer y de no hacerlo, perderá sus derechos, lo que será aprovechado por su ambicioso hermanastro para hacerse con la regencia del reino.
El asunto de la coronación sale bastante bien, pero cuando regresan a recoger a Rodolfo del lugar donde lo han dejado escondido, se encuentran con que el verdadero rey ha sido secuestrado.


Adaptación de la novela del mismo título escrita por el británico Sir Anthony Hoppe Hawkins, uno de los títulos más famosos de la llamada literatura de capa y espada.
La película es un claro remake de la versión de 1937, protagonizada por Ronald Colman y Madeleine Carroll y, aunque con alguna diferencia notable, sigue prácticamente punto por punto el mismo guión, incluso la música es una adaptación de la compuesta por Alfred Newman para la versión 1937.


Con una ambientación desmesuradamente esteticista, incluso en los escasos planos rodados en exteriores, solapa dos historias, por un lado el secuestro del sucesor al trono de Ruritania, su suplantación por parte de su lejano pariente y el posterior rescate, y por otro, la historia romántica entre Rassendyll y la princesa Flavia (Deborah Kerr).
De lo mejor del film, la interpretación de James Manson, uno de los mejores villanos del cine, dando vida a Rupert de Hentzau, el personaje que secuestra al futuro monarca.
Escenas destacadas, la coronación y el baile posterior y el duelo a espada entre Rassendyll y De Hentzau.


La película tiene algunos diálogos interesantes, salpicados con acertadas dosis de humor, pero a la película le falta tensión, no llega a emocionar, creo que, en cierto modo, por lo previsible que resulta la historia.




8 comentarios:

  1. Que me gusta a mi comparar películas... La verdad es que no sé con cuál me quedo de las dos, porque la de Colman es una aventura sensacional, pero esta no se queda corta y además, como dices, tiene un villano estupendo.

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  2. Respuestas
    1. A mi cada vez me entretiene menos, pero será que me hago viejo.

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  3. Es que la historia de intercambio de personajes por parecido fïsico está muy manida, y los resultados son previsibles.

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    1. Además no han sacado partido a los momentos de tensión que se crean en el libro.

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  4. Siempre me gustó los papeles que interpretó James Manson.

    Saludos Trecce.

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