viernes, 10 de enero de 2014

GETTYSBURG

Tras haber derrotado al ejército yankee en mayo de 1863, el general confederado Robert E. Lee (Martin Sheen), decide invadir territorio nordista, la confianza de las victorias anteriores hace que el ejército de Lee esté desperdigado, cuando un explorador al servicio del general James Longstreet (Tom Berenger), llamado Henry T. Harrison (Cooper Huckabee), llega con relevante información del despliegue inusitado del ejército del norte, cuyas unidades avanzan poniendo en peligro la estrategia que tiene pensada Lee, que les creía más lejos.
Aunque al principio duda de la veracidad de esos informes, al final, Lee hace caso de las noticias de Harrison, detiene a todo su ejército y decide concentrarlo en Cashtown, a pocas millas de la ciudad de Gettysburg, el lugar donde se producirá la batalla más sangrienta habida jamás en territorio norteamericano y que según los historiadores, marcó de manera decisiva el desarrollo posterior de la contienda.
Del 1 al 3 de julio de 1863 los soldados de ambos bandos dieron lo mejor de sí mismos en pos de una victoria que ambos contendientes sabían era decisiva.


El guión se basa en una novela de Michael Shaara que ganó el Pulitzer, titulada The Killer Angels (Ángeles Asesinos o Ángeles Ejecutores), pero a los productores les debió parecer que una película con ese título podía sonar a banda de moteros y se decidieron por darle al film el nombre de la batalla.


Con más de 13.000 extras, reclutados entre los miles de personas que anualmente rememoran la batalla y que no sólo participaron en el rodaje, sino que aportaron sus propios uniformes e hicieron relativamente más fácil el trabajo del realizador y ayudantes, al estar familiarizados con aquello que debían representar. Lo cierto es que la cinta está maravillosamente ambientada, refleja con bastante fidelidad lo que nos cuenta la Historia y si se tomaron licencias propias de cualquier relato, en este caso, al menos en alguna de ellas, sí que puede aplicarse aquello de que fue por necesidades del guión.


Aunque se da una visión global de la batalla, la película pone mayor enfasis en los hechos que bien por ser considerados más decisivos, o con mayor carga épica, han pasado a la posteridad como los más relevantes.
En primer lugar, la decisión del general John Buford (Sam Elliott), de plantar cara a un enemigo superior, algo que al final fue determinante para que la batalla tuviera lugar en Gettysburg y para que el ejército de la Unión tomara las posiciones más ventajosas.
Después, la defensa de la colina de Little Round Top, por el coronel Joshua Lawrence Chamberlain (Jeff Daniels), al frente del 20º de Maine, que defendió el flanco del ejercito unionista ante las sucesivas avalanchas de las tropas confederadas, con una carga final a bayoneta calada ante la falta de munición.
Y, por último, la famosa carga del general sudista George E. Pickett (Stephen Lang), dirigida al centro de las tropas enemigas y que resultó un desastre, ya que estaban en condiciones totalmente adversas, significando el punto culminante de la batalla y fue la acción que desequilibró definitivamente la balanza.
 

En el film se utiliza el recurso de ponernos en antecedentes de lo que va a ocurrir por medio de las reflexiones de los oficiales, de las conversaciones entre ellos o de las reuniones previas a cada día de batalla, en las que supuestamente los estados mayores señalan los objetivos, cómo deben desplegarse las tropas e imparten las las últimas órdenes. Eso ayuda a que quienes no conocemos en profundidad el desarrollo de los hechos reales, sepamos en cada instante qué es lo que está sucediendo en medio del aparente desorden que reina en cualquier enfrentamiento de este tipo, algo que se agradece, sobre todo teniendo en cuenta que la cámara viaja de un lado a otro de las líneas para mostrarnos los dos puntos de vista enfrentados.


Quince años tardó en ver la luz este proyecto desde que sus promotores habían empezado a darle vueltas a la idea y a trabajar en el guión. Uno de sus mayores problemas era (¿cómo no?) la falta de financiación, hasta que Ted Turner, el magnate de la comunicación, más que un aficionado, un fanático de la Guerra Civil Norteamericana, puso los medios, para una película que nació con vocación de miniserie televisiva, hasta que el propio Turner, visionando fragmentos de los rodado, fue consciente de que aquello era algo más que un producto televisivo.
Más de cuatro horas de metraje para un trabajo bastante bien logrado, que trata de ser imparcial, sin tomar partido por ninguno de los bandos y que hará las delicias de los aficionados a la Historia en general, pero sobre todo a los amantes de la recreación de batallas.




6 comentarios:

  1. Grande... y me quedo con el metraje dedicado al 20º de Maine... Épico.

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    1. La verdad es que es de lo más atractivo del film, como dices, pura épica.

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  2. Como te he dicho en alguna otra ocasión este tipo de genero me gusta todo, y sobre todo las que están basadas en hechos reales, ya que se aprenden muchas cosas. Joder 13.000 extras, menuda animalada.

    Saludos Trecce.

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    1. Lo de los 13.000 extras, además gente entrenada en el asunto, es lo que diferencia esta película de algunas otras en las que los ejércitos parecen una pandilla de amiguetes paseando por el prado.

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  3. ¿Alguien se imagina a españoles recreando por puro ocio batallas de la Guerra Civil empleando sólo munición de fogueo?

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    1. Pues no, sinceramente. Pero sí que existen asociaciones de este tipo que recrean los enfrentamientos con los franceses y las fiestas de moros y cristianos de levante, al fin y al cabo son recreaciones en plan lúdico de las guerras contra los moros.

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