viernes, 15 de julio de 2011

EL CAZADOR

Entre El cazador y Noveccento, he tenido a Robert De Niro 10 horas metido en casa, así que ya casi me lo encuentro en cualquier rincón.
Cuando a cualquier aficionado al cine, sin ser muy ducho, le suena el nombre de Michael Cimino y lo recuerda como un gran director, cuando la única peli que ha hecho es esta, debe ser que la película tiene algo especial.
Cimino ha hecho más películas, por supuesto, pero ninguna es recordada y lo más importante que ha hecho en su carrera, aparte de este film, fue arruinar a la United Artists.
Así que retomo mi argumento anterior para preguntarme ¿qué tiene esta película para ser lo que es?
¿Por qué ha llegado a convertirse, no sólo en un film de culto, sino en una referencia cuando se habla de las pelis de guerra que tienen un mensaje que trasciende a la pura épica?
¿Por qué un director que logra sacar una película de esta factura, ganadora de 5 oscar y nominada, nada menos que a nueve, no vuelve a dar, ni de lejos, la talla?



Adelanto que para la última pregunta no tengo respuesta, no conozco lo suficiente la carrera del director, para acercarme a la solución del enigma, suponiendo que la haya.
Lo que sí es cierto que La Universal no quería estrenar este film en el que invirtieron el doble del dinero presupuestado y que, una vez acabado el montaje, duraba tres horas.
La peli arrasó en taquilla en las navidades del 78, en parte porque se promocionó como una película sobre la guerra de Vietnam, lo cual es cierto, pero es una de esas verdades a medias que tan bien saben transmitirnos los publicistas, porque la película va mucho más allá del retrato de esa guerra y, para algunos, ahora que ya se han hecho muchas pelis sobre aquello, sigue siendo considerada como la más compleja de las realizadas sobre el conflicto Vietnamita.


La película es una reflexión sobre la amistad. Nos relata la vida rutinaria de un grupo de amigos, de esos de toda la vida, que trabajan en una fundición de un pueblo imaginario de EE.UU. Suponemos que siempre hacen lo mismo, salir de la fundición e irse al bar a jugar al billar y a beber cerveza, gastarse bromas y cantar y, de vez en cuando, ir de caza a las montañas que rodean la ciudad.
Todo aquello se interrumpe de manera brusca cuando tres de ellos se van a la guerra, sus vidas nunca volverán a ser las mismas.


Fue de los primeros (si no el primero) filmes que puso sobre las conciencias del pueblo americano su intromisión en Vietnam, si bien procura hacerlo desde una posición neutra, sin manifestar explícitamente si está a favor o en contra del conflicto, pero sí refleja la desinformación que la gente tenía sobre lo que estaba ocurriendo y las condiciones en las que estaban combatiendo sus conciudadanos enrolados en las fuerzas armadas.
Aquí no hay soldados que se lamentan de estar allí, ni que se revelan contra sus jefes o los políticos que les han metido allí, de hecho esas cosas no suceden de tal forma, por más que filmes posteriores nos la hagan ver así, el soldado maldice, es cierto, pero se resigna a estar donde está y a salir como pueda del atolladero.


El film está lleno de metáforas, una de ellas se extiende a lo largo de toda la segunda mitad y es la de la ruleta rusa, una tortura a la que el Viet Cong, somete a los prisioneros y que por cierto, levantó no pocas protestas de las asociaciones de veteranos, pues no existió tal, es un invento de Cimino. Como digo, lo emplea como metáfora, por un lado de la situación general de los americanos en el conflicto y por otro de la del combatiente individual en esta y en cualquier otra guerra, sabe que hay cinco agujeros vacíos y confía en que no le toque a él el que lleva la bala.
La película refleja, sin victimismo, la situación en la que quedan las personas afectadas por la guerra. Las imágenes del caos del Saigón a punto de rendirse, son tremendas, pero también vemos a las familias de los muertos, a los propios combatientes en los hospitales y las secuelas que les quedarán para toda la vida.


Una de las críticas que se vierten sobre esta obra es la excesiva duración. Es cierto que hay escenas que podrían suprimirse sin que se resintiese el curso de la historia, en la primera mitad nos narra la boda de uno de los chicos que se van, con todo lujo de pormenores, en sus preliminares y en la ceremonia y posterior celebración, pero por otra parte, están tan bien filmadas y marcan tan espléndidamente el choque brutal con lo que va a venir después, que para mi gusto, están más que justificadas.



El cazador tiene algunas de esas escenas que se convierten en míticas. La elipsis maravillosa en la que pasamos de estar escuchando un nocturno de Chopin al piano, con todos los amigos en silencio, al ruido ensordecedor de las aspas del helicóptero que nos mete de lleno y de manera brutal en la guerra.
Los dos amigos jugándose la vida al cara o cruz de la ruleta rusa.
La boda por el rito ortodoxo.
El soldado contemplando desde la ventana del hospital las bolsas que contienen los cuerpos de los soldados muertos.
La evacuación de Saigón, o los antros donde se celebran las apuestas sobre los duelos a vida o muerte.
Y, sobre todas ellas, la escena en la que De Niro tiene en su punto de mira al ciervo y es incapaz de dispararle tras todas las muertes y las desgracias que ha tenido que presenciar.
No quiero dejar de mencionar el maravilloso acompañamiento musical, aparte del nocturno citado, las canciones tradicionales rusas o las populares God bless America o Can't take my eyes of you.
Y volviendo al principio, pensemos en que si esta es la única gran película de Cimino y seguimos pensando en él como un gran director, es todo un indicativo de la gandeza de este film.





4 comentarios:

  1. Estupendo y completísimo pormenorizado de la película. Me encanta esa escena en la que le tienen los amigos preparada la fiesta por la vuelta y se escaquea. Y las ciervo por la mirilla que no dispara, que al principio no entendía yo. Toda la escena de la boda es memorable. Es irregular, cierto, y desequilibrada, pero está toda atravesada como de un nervio interno, como si Cimino estuviera contando algo muy íntimo, que la hace misteriosamente adictiva. Además que son antihéroes, vulgarotes, zafios, chabacanos, a los que la guerra horroriza y en alguna manera purifica.
    Saludos blogueros

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  2. Cimino tiene una enorme película que los productores, las circunstancias y los sucesivos montajes hicieron de ella una peli imcomprensible: Heaven´s Gate. Escribió el guión en los 70- La guerra del Johnson County y todo aquel que pueda verla hoy dia, podrá constatar que se trata de una muy estimable obra, convertida en maldita por las circunstancias.
    El cazador es una de las grandes películas-metáfora sobre las consecuencias de la guerra, en todos los sentidos.

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  3. Yo diría, más bien, José Antonio, con todo respeto, que son gente normal y corriente, jóvenes, quizá algo gamberretes, pero bastante normalitos.

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  4. Gracias por la información, Manuel, no conozco Heaven´s Gate.

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