viernes, 29 de julio de 2011

BAJO EL FUEGO

Curioso film el de este director, Roger Spottiswoode, antiguo montador de alguna de las pelis de Peckinpah, sin duda la mejor de sus obras, para mi gusto, a pesar de que durante toda ella sentía dentro de mí que le faltaba algo.
El film es una clara denuncia sobre los manejos del EE.UU. en América Latina, sus juegos de quita y pon que, muchas veces, se les vuelven injustificables, porque estos títeres que sentaron en la poltrona a cambio de mantener sus influencias, se pasaron de la raya y ya no había manera de justificarlos ante el resto del mundo.
La acción se desarrolla en los días previos al derrocamiento de Anatasio "Tachito" (porque "Tacho" en realidad fue su padre) Somoza, por parte del Frente Sandinista.
El otro aspecto, es el retrato que hace de los corresponsales de guerra y su particular mundo, las relaciones con sus medios y con la realidad misma que les toca vivir.

Cuenta con un buen reparto de actores, algunos no muy conocidos ahora, pero que en su momento fueron auténticas estrellas, cual es el caso del francés Jean-Louis Trintignant, en un curioso papel de un espía un tanto peculiar, el único que sabe hacer un claro diagnóstico de lo que está ocurriendo y de todas las implicaciones que aquellos suscesos tiene; también nos encontramos a un Ed Harris en uno de sus primeros papeles, como mercenario amoral, dispuesto a hacer cualquier cosa por dinero. En los papeles protagonistas, una actriz, Joanna Cassidy, que no acabó de dar el salto al estrellato a pesar de sus cualidades y la pareja estelar Nick Nolte y Gene Hackman.
Además, la banda sonora está a cargo, nada menos que de Jerry Goldsmith y la fotografía dirigida por John Alcott, colaborador habitual de Kubrick (La naranja mecánica, El resplandor o Barry Lyndon).

A la peli le falta algo de alma, pero sin embargo logra hacer un retrato de muchos aspectos no demasiado tratados por el cine sobre esta figura del corresponsal gráfico: Los amores inconstantes, muchas veces entre compañeros (Nolte y Joanna Cassidy, después de que esta haya roto con otro periodista, el interpretado por Hackman); la implicación de estos en el conflicto que cubren (aquí toman claro partido por los rebeldes); los dilemas morales que se les plantean; los peligros sin cuento a los que se ven sometidos...
Hay una frase, al final de la peli, que resume el espíritu de la película, por si no estuviera ya bastante claro (que lo está). Uno de los periodistas es asesinado (literalmente) por una patrulla del ejercito somocista, al poco, los sandinistas toman Managua y una guerrillera le pregunta a Nolte si conocía al periodista asesinado, mientras la noticia está siendo difundida por la tele y se ve que ha causado honda conmoción en Norteamérica, él responde que sí, y ella le dice algo así como: Desde que comenzó la guerra, han muerto 50.000 nicaragüenses y su país no ha hecho nada; ahora que ha muerto un estadounidense parece que por fin se resolverá todo. Quizá debimos haber matado a un periodista norteamericano hace 50 años.

Hay dos cosas en la peli que te traen la realidad al recuerdo de manera ineludible. Una es cuando Nolte ve el cadaver del lider guerrillero Rafael, una especie de alter ego del Che Guevara, imposible no recordar las famosas instantáneas del cadaver del Che tomadas en el lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta, en Vallegrande, donde fue expuesto. En la película vemos una escena en la que hasta la pose del guerrillero muerto está literalmente copiada de esas instantáneas reales.
Otra, la historia de Bill Stewart, un reportero de 37 años de edad de la cadena ABC que el 20 de junio de 1979, regresaba al hotel Intercontinental junto con su traductor Juan Espinoza, el técnico de sonido Jim Cefalo y el cámara Jack Clark a bordo de un vehículo de prensa. Una patrulla de la Guardia Nacional les ordenó que pararan para identificarse. Stewart y el traductor se dirigieron hacia el militar que estaba al mando mientras los otros dos periodistas observaban camuflados la escena y empezaron a grabarla. Pese a llevar en la mano una bandera blanca y una acreditación de prensa oficial extendida por el gobierno nicaragüense, y a que insistió en que no hablaba español sino que era periodista norteamericano, el guardia le encañonó, empezó a insultarle y le obligó a ponerse de rodillas primero y a tumbarse después. En el suelo, le dio una patada y luego le asesinó de un tiro en la nuca. Espinoza también fue asesinado por los soldados. Los otros dos periodistas, horrorizados, huyeron del lugar y lograron llegar al hotel donde contaron lo ocurrido. Fue precisamente el corresponsal de la Agencia EFE Filadelfo Martínez, el primero en lanzar la noticia al mundo en forma de teletipo urgente. Poco después, Clark y Cefalo transmitían las imágenes de lo ocurrido desde la habitación 307 del Intercontinental. Fueron las más emitidas durante toda la jornada: El triunfo póstumo de un corresponsal de guerra.
Esa historia, es reproducida con ligeras variaciones, en el film.




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