Estamos ante una auténtica "boutade" de Eduardo Mendoza, dicho en el mejor de los sentidos y con todo cariño, de un autor que es ya un clásico de la literatura contemporánea en castellano.
Mendoza ha decido algo diferente, "jugar" con un guión y darle un aire que distigue su libro de cualquier texto que hayamos leído.
Apoyándose en su dominio del lenguaje, Mendoza hace que sea precísamente eso, el lenguaje, el protagonista verdadero de la obra, desde las descripciones hasta la prosa, en ocasiones, rebuscadamente culta, cuando no esperpéntica por los propios giros que busca o las construcciones y vocablos que de vez en cuando emplea.
La historia en sí, viene a ser lo de menos, porque es una recreación totalmente libre en la que toma como base tanto textos de la Biblia, como de la propia historia en general. Eso sí, escrita en clave de parodia, con ese humor tan particular que tiene el barcelonés.
Muta a su antojo la historia de la Familia de Nazaret, dando su aire particular a Jesús, José y María, adornándolo todo con la presencia de otros personajes que aparecen en las Sagradas Escrituras como reales, o como protagonistas de las parábolas del Maestro.
Mendoza ha decido algo diferente, "jugar" con un guión y darle un aire que distigue su libro de cualquier texto que hayamos leído.
Apoyándose en su dominio del lenguaje, Mendoza hace que sea precísamente eso, el lenguaje, el protagonista verdadero de la obra, desde las descripciones hasta la prosa, en ocasiones, rebuscadamente culta, cuando no esperpéntica por los propios giros que busca o las construcciones y vocablos que de vez en cuando emplea.
La historia en sí, viene a ser lo de menos, porque es una recreación totalmente libre en la que toma como base tanto textos de la Biblia, como de la propia historia en general. Eso sí, escrita en clave de parodia, con ese humor tan particular que tiene el barcelonés.
Muta a su antojo la historia de la Familia de Nazaret, dando su aire particular a Jesús, José y María, adornándolo todo con la presencia de otros personajes que aparecen en las Sagradas Escrituras como reales, o como protagonistas de las parábolas del Maestro.
Todo ello enraizado con la mejor tradición de la novela corta, de los llamados "libros menores" que desde Cervantes o la época de la novela picaresca, han venido salpicando la literatura española. Eso sin nombrar las obras innovadoras o, cuando menos, "distintas" de clásicos como Galdós, Baroja, Valle Inclán...
Una obra ante la cual, el lector debe poseer de antemano ciertas claves para entenderla (si es que tiene algo que entender, que yo creo que eso es lo que menos preocupó al autor al escribirla), disfrutarla y, de vez en cuando, sonreír abieramente.
Algo distinto que no deja indiferente, aunque para algunos puede resultar decepcionante. Si vas buscando una novela histórica, mejor que apuntes en otra dirección.
Una obra ante la cual, el lector debe poseer de antemano ciertas claves para entenderla (si es que tiene algo que entender, que yo creo que eso es lo que menos preocupó al autor al escribirla), disfrutarla y, de vez en cuando, sonreír abieramente.
Algo distinto que no deja indiferente, aunque para algunos puede resultar decepcionante. Si vas buscando una novela histórica, mejor que apuntes en otra dirección.
¡Hola!
ResponderEliminarA mi me encantó, jajaja Eso de meter a Jesus en asuntos inmobiliarios me hizo disfrutar como una enana, jajajaja. Y hablando en serio ¿no te parece una apreciación increiblemente acertada la de ese ángel, o algo así (lo leí hace tiempo) de origen pagano-griego? A mi me gustó muchísimo.
Besos.AlmaLeonor
Una "boutade", ciertamente, pero en muchos momentos me reí de lo lindo. Lo cual no es poca cosa...
ResponderEliminarRealmente es muy divertida para quien sepa apreciar el humor ingenioso y sutil de Mendoza.
ResponderEliminarLo del ángel y otras cosillas, Alma, por eso digo que el lector debe estar iniciado en ciertas claves para apreciar todo lo que se dice y el sentido con el que se dice en la novela.