
Se dice que Galileo (¡cómo no!), ya había diseñado algo parecido a lo que ahora llamamos bolígrafo, pero hasta 1888, no se patentó el producto para marcar el cuero, consistente en una pluma con un rodamiento en su punta, por parte del estadounidense John Loud. La patente no fue explotada comercialmente y la estilográfica campó a sus anchas durante los siguientes 60 años. A todos nos suenan nombres como Parker, Sheaffer, Waterman, Pelikan, como los de los de las marcas que acaparaban el mercado.

Además del hipnotismo terapéutico, se ocupó de la grafología, fue agente de una compañía petrolera, agente de bolsa, corredor de automóviles... Tenía una especie de don como inventor. El año que se casó, inventó una lavadora, que llegó a ser fabricada en serie; inventó una caja de cambios, la General Motors le invitó a Berlín a hacer una demostración, por la patente le ofrecieron 500 dólares mensuales durante 5 años y participación en la producción, lo que no le dijeron era que no pensaban fabricarla, ellos ya trabajaban en una caja hidráulica y le compraron la patente para que no les hiciera la competencia.

Cuando trabajaba como inventor para el gobierno francés durante la II Guerra Mundial, los nazis invadieron Francia, así que Biro, que era judio, emigró a Argentina en un barco español llamado Sevilla, junto a su esposa, su hija Mariana, su hermano György y su socio Johann Georg Meyne, patentó su invento, mejorado, en Argentina el 10 de junio de 1943, llamándolo birome, nombre que venía de los apellidos de él y de su socio. Este término se convirtió en un sustantivo y en paises como Inglaterra, Nueva Zelanda o Australia, los bolígrafos son conocidos como biros. En España, el industrial catalán Amadeo Arboles, registró en 1946 la marca bolígrafo, que sigue vigente, pero la R.A.E. la ha incorporado a su diccionario para referirse a la pluma que acaba en una bolita.

Al dominar BIC el mercado de los bolígrafos desechables, marcas como Parker o Sheaffer se dedicaron al mercado de estilográficas y bolígrafos recargables de mayor calidad, en el que compiten con firmas como Montblanc.
Bich convirtió su marca en una de las más populares del planeta y además del bolígrafo tuvo otras dos geniales ideas, el encededor de gas y la maquinilla de afeitar desechables. Hoy vende 15 millones de bolígrafos al día en todo el mundo.
Laszlo Jozsef Biro, falleció en Buenos Aires el 24 de noviembre de 1985, a los 86 años. El Barón Marcel Bich, en 1994, cuando contaba 79 años de edad.

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