jueves, 12 de enero de 2023

LOS CUATROCIENTOS GOLPES

 


Con sólo catorce años, Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud) se ve obligado no sólo a ser testigo de los problemas conyugales de sus padres, sino también a soportar las exigencias de un severo profesor. Un día, decide hacer novillos con su amigo René (Patrick Auffay) e inesperadamente, ve a su madre en compañía de otro hombre; la culpa y el miedo lo arrastran a una serie de mentiras que poco a poco van calando en su ánimo planeando fugarse de casa para huir de sus problemas, vivir su vida y realizar su gran sueño de conocer el mar. Tras robar una máquina de escribir de la oficina en que trabaja su padre para empeñarla, le pillan justo cuando va a devolverla y su propio padre lo pone en manos de la policía decidido a que afronte las consecuencias de sus actos.


Antoine es un niño en busca de amor y atención, a lo que se ve, sus padres no parecen nada preocupados por atenderle y algún fin de semana se ha quedado totalmente solo en casa. Para acabar de empeorar su situación anímica, se entera de que, no solo fue un niño no deseado, ya que su madre no quería tenerlo y fue el empeño de su abuela el que consiguió que el embarazo siguiera adelante, sino que, en una de las disputas de sus padres, escucha la revelación de que su padre, no lo es en realidad. Por las actitudes de sus papás, se ve que el niño no deja de ser un estorbo en sus vidas.


Película con la que François Truffaut entró, por derecho propio, en la historia del cine, celebrada por propios y extraños, decir que es un film que trata sobre el tránsito de la infancia a la adolescencia o a la edad adulta, es quedarse corto con respecto a la importancia de este film tan singular que aporta una mirada crítica, intransigente y sin prejuicios a elementos clave en la vida de un adolescente. 
Alejada del melodrama, incluso con algunos momentos de un humor muy particular, se convierte también en una especie de canto a la esperanza y, sobre todo, a la búsqueda de la libertad. 
Por cierto, como alguien dijo, no me extraña que el crío hiciera novillos, ¿a quién no le apetece deambular por la calles de París en lugar de ir a la escuela o al trabajo?




10 comentarios:

  1. Hola Trecce!
    Pocas películas me producen tal cantidad de sensaciones y cierto estado de animo. Esta es una de esas cintas irrepetibles, imposible volver a plasmar en imágenes lo que aquí se nos muestra. No se si estamos ante una película generacional, es posible que a pesar de ser un titulo que como bien apuntas forma parte de la historia del cine sea al mismo tiempo una cinta desconocida para buena parte del gran publico y para la audiencia mas joven. Me quedo absorto mirando esa foto de Antoine y Rene callejeando por Paris, quien pudiese trasladarse por un momento a esas idealizadas calles...
    Hay obras maestras, películas de culto y luego esta esta...
    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. El título en español es fruto de una mala traducción (por literal). En francés, "faire les quatre cents coups" significa "hacer las mil y una", es decir, no parar de llevar a cabo trastadas, como el protagonista de la película.

    ResponderEliminar
  3. Una película impereceda, única, sin género y sin tiempo, prodigio de sencillez y sensibilidad. Viaje del director a su infancia, tan triste que no precisa de virajes melodramáticos, lo cual compensa Truffaut con su particular sentido del humor y el aire documental de sus imágenes. En fin, una obra maestra.

    ResponderEliminar
  4. Una película imprescindible, para verla de vez en cuando. El final es inolvidable y ha pasado con toda justicia a la historia del cine.

    ResponderEliminar
  5. El primer largometraje de Truffaut fue (y sigue siendo) un film tan hermoso como triste, cargado de nostalgia no exenta de ácida lucidez, fresco y vívido. La sensibilidad expositiva y la generosidad hacia los personajes definían ya entonces a un autor que se distinguiría no solamente como uno de los máximos representantes de la nouvelle vague, sino también como un cineasta inspirado y sincero, perfecto asimilador en sus puestas en escena de las enseñanzas de maestros como Hitchcock, Renoir o Rossellini.

    ResponderEliminar