viernes, 14 de febrero de 2020

LA ISLA DESNUDA


Al este de Japón, en la zona que posee el paisaje más bello del país, en un pequeño islote del archipiélago de Setonaikai vive una familia: los padres y sus dos hijos, los únicos habitantes de la pequeña isla. Llevan una vida sencilla y austera debido a la falta de agua y la escasez de víveres, de hecho, varias veces al día se dirigen a la isla vecina a bordo de su frágil embarcación, para buscar agua para sus miserables campos y para las necesidades de su vida diaria. En la misma barca, todos los días, la madre acerca al hijo mayor a la escuela, recogiéndole después de acabar la jornada escolar para regresar a casa. A pesar de ello tienen sus momentos de felicidad. Pero, un día, la desgracia llega a la isla y afecta duramente a la familia, que luchará silenciosa y resignadamente contra los elementos de la naturaleza.


Un drama sin diálogos, en el que la imagen adopta el papel de narrador absoluto. Se oyen los sonidos que acompañan el día a día de esta gente (el remo al batir el agua, la lluvia al caer, el balido de la cabra...) los únicos sonidos humanos que escuchan son la algarabía y una canción de los niños en la escuela y el llanto desgarrado de la madre.


Un buen trecho del film es una constante repetición de imágenes, con ligeras variaciones, del trasiego entre el islote y la isla más grande y poblada, a donde acuden a por el agua, a hacer una compra ocasional, a vender sus productos o a llevar al niño a la escuela. Es constante el trasiego de agua, con la repetición de la dura ascensión desde el mar hasta la cima donde tienen su casa, por un angosto camino y cargados con los cubos de agua, nos llega a hacer sentir la fatiga en las piernas y el dolor en la espalda por tan duro y constante trabajo. Vemos a la familia comer y a los niños participar de las tareas domésticas de manera eficiente y con diligencia.
Hacia la mitad, la narración da un giro, con la excursión que hace la familia a la isla grande con la excusa de vender pescado, que les sirve para tomarse una jornada de asueto y darse algún pequeño capricho, hasta que deviene la tragedia, narrada, como todo el film, de manera casi poética no exenta de tremenda dureza.
Esta es la película, cargada de detalles y matices, en algunos momentos casi documental, con actores que desempeñan su rol de manera natural, transmitiendo gran sensación de espontaneidad, algunas tomas de gran sentido estético y acompañada de un delicioso fondo musical.
Aquí los héroes son gente humilde, porque heroica, en su sencillez, es la vida que llevan y es que el cine, a veces, nos trae grandes historias cargadas de tensión, de aventuras sin cuento y otras, estas historias sencillas que, cuando están bien contadas, apelan a lo más sensible de nosotros para disfrutar de toda la belleza que encierra su discurrir natural y sin artificios, casi ingenuo.




2 comentarios:

  1. Una de mis películas preferidas, entre otras cosas por ese "delicioso fondo musical" al que aludes, obra del compositor Hikaru Hayashi (1931–2012).

    ResponderEliminar