martes, 11 de diciembre de 2018

STALINGRADO

Hay muchos momentos relevantes durante la II Guerra Mundial, pero hubo tres acontecimientos que fueron decisivos para el devenir futuro de la contienda, por supuesto, uno fue el desembarco de Normandia, pero también lo fueron la batalla de Midway, que marcó un antes y un después en la guerra del Pacífico y, sin duda, la batalla de Stalingrado, sobre todo por las consecuencias que tuvo, algunas de las cuales se dejaron sentir muchos años después y es que el sacrificio que hicieron los soviéticos, fue reconocido por todos y, más allá de la victoria sobre los alemanes, lo que cortó en seco su racha de triunfos, aquella sangría del Ejército Rojo, hizo que los aliados tuvieran que tratar con algo más que respeto a Stalin, de forma que, muchas de las cosas que se le reconocieron a la URSS en el papel que debía jugar política y territorialmente al acabar la guerra, vienen de esa victoria concreta sobre las tropas alemanas.
Desde el punto de vista de la propaganda sirvió, por un lado, para demostrar que la Wehrmacht no era invencible, pero también para prestigiar el papel de Rusia en el concierto internacional.
Con absoluta maestría, Antony Beevor narra los grandes momentos de la batalla, pero también las pequeñas anécdotas que nos acercan al día a día de los combatientes anónimos y de la población civil, que tanto sufrió.
Stalingrado fue una auténtica carnicería, en la que los hombres se vieron enfrentados a las situaciones más extremas que puede soportar un ser humano. Además del enemigo, el polvo del verano y el frío intensísimo del invierno, unidos a la falta de suministros, al hambre y las enfermedades, convirtieron aquello en un escenario de lo más cruel que uno pueda imaginar.
El libro comienza con una aproximación al escenario general en el frente oriental de la Segunda Guerra Mundial, prosigue con un repaso breve a la concepción de la operación Barbarroja y su desarrollo durante la segunda mitad del año 1941 y la primera de 1942, para después sumergir al lector en el terrible entorno del Ostfront, en la decisión enfermiza de tomar Stalingrado en lugar de aislar la ciudad y en los penosos combates que se vivieron en sus calles, con descripción de las operaciones y las vivencias de los soldados que peleaban casa por casa.
El lector se encuentra perfectamente situado en los acontecimientos y la lograda ambientación, nos hace sentir el sufrimiento de quienes allí estuvieron.
También se hace referencia a las tomas de decisiones, tan controvertidas, sobre todo la de los dos jefes de estado, Hitler y Stalin, muchas veces erróneas, lo que supuso incrementar el número de bajas. Su soberbia les hizo tomarse aquello casi como algo personal, sin preocuparles demasiado el número de vidas humanas que pagaron su orgullo.
A pesar de la gran cantidad de datos que nos ofrece, el libro se lee sin dificultad, porque el autor sabe mezclar de cuando en cuando las pequeñas cosas que ha ido sacando de las cartas y notas que escribían los soldados y también de las que recibían de sus casas, lo que nos acerca al lado humano de la tragedia.
Un buen libro, que captará la atención del lector interesado por la historia y que merece la pena leer.



2 comentarios:

  1. Entonces vale la pena leerlo. Por cierto me interesa el dato que de los tres episodios más importantes de la Guerra, Stalingrado es la única acción netamente terrestre de las que nombras.

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    1. No había caído en ello, pero así es. Fue, sobre todo, un gran error de Hitler, que se empecinó en tomar la ciudad que llevaba el nombre de su rival comunista, con un ejército pésimamente equipado para el invierno, con las líneas de suministro que estuvieron cortadas durante largos periodos y en la errónea seguridad de que el enemigo se había debilitado y no tenía tropas de relevo, cuando las tropas soviéticas, en realidad, parecía que eran inacabables, eso sí, mal preparadas y sometidas a condiciones inhumanas. Lo peor de todo fue que el ataque de los alemanes despertó el espíritu patriótico que el régimen soviético supo aprovechar y encauzar en su beneficio y la terrible sangría que sufrió el ejército rojo.

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