miércoles, 26 de diciembre de 2018

QUIÉREME SI TE ATREVES

Sophie Kowalsky (Marion Cotillard), una niña inmigrante polaca que vive en un pueblo de Bélgica, es acosada por otros niños por el hecho de ser extranjera, solamente el conductor del autobús escolar y otro niño, le ayudan a recoger sus libros que han caído en un charco.
Ese niño es Julien Janvier, hijo de una familia acomodada y entre ambos surgirá una duradera amistad que comienza cuando Julien, para animar a Sophie, le entrega una pequeña caja de hojalata que tiene dibujado un tiovivo. La caja fue un regalo que su madre, enferma de cáncer, le hizo a Julien, por lo que tiene gran valor para él y, por eso, le pide a Sophie, que se la deje de vez en cuando.
Una especie de juego comienza entre ambos y la caja cambia de dueño cada vez que completan un desafío.
Mientras son niños, ambos se comportan mal en la escuela y cometen alguna que otra gamberrada. Cuando adolescentes, sus respectivas parejas, han de sufrir las consecuencias derivadas de los desafíos que se hacen, mientras ellos dos parecen ignorar cualquier consecuencia o castigo que les acarreen sus juegos.
Al llegar a la vida adulta, no quieren reconocer el amor que ha surgido entre ellos, como si quisieran disimularlo, entregándose a desafíos cada vez más extremos que dañan no solo su relación, sino incluso su integridad física.


Los protagonistas comienzan este juego como una cosa de niños, pero poco a poco se van convirtiendo en esclavos de él. Se atreven a todo, a lo mejor y a lo peor, a saltarse tabúes, a pasar de prohibiciones, a enfrentarse a la autoridad, a reír hasta llorar... Se atreven absolutamente a todo. Salvo, quizás, a confesarse su amor.
Y así la vida pasa y el juego, como la pasión, se acrecienta, porque cada vez que se contestan "Me atrevo", lo que están queriendo decirse uno a otro es "Te quiero más que a mi vida".


La historia es como un cuento, bastante alejado de cualquier situación que podamos conocer, aunque es cierto que hay parejas tóxicas, casi siempre es porque uno de sus miembros domina y controla al otro que, a su vez, está ofuscado por el amor; aquí si alguien es tóxico, lo son ambos.
Tiene muchos pasajes de tono onírico, en los que los personajes se desenvuelven en una realidad imaginaria, soñada, pero absolutamente irreal, algo que afecta también al final del film que, seguramente, más de uno no entenderá, quizá porque es lo que se pretende de forma deliberada.


Película de llamativa composición formal y estética que a mucha gente le parece una maravilla, pero como eso va en gustos, yo lo que veo es a dos inmaduros que se pasan toda la vida haciendo el memo y fastidiando la vida de quienes les rodean. Una forma de verlo como otra cualquiera, lo sé y sé también que habrá quien vea en ella una parábola sobre el amor apasionado y cómo mantener viva su llama y, seguramente, todos tenemos algo de razón.



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