miércoles, 24 de enero de 2018

LOS GIRASOLES CIEGOS

Ourense, 1940. Cada vez que Elena (Maribel Verdú) cierra la puerta de casa, echa la llave de sus secretos. Su marido, Ricardo (Javier Cámara), amenazado por una despiadada persecución ideológica, lleva años escondido en el piso donde conviven con sus hijos, Elenita (Irene Escolar) y Lorenzo (Roger Princep).
Ricardo tiene un pequeño cuarto habilitado tras un armario, y, cuando hay algún peligro de que alguien pueda saber de su existencia se esconde en él, aunque durante el resto del tiempo pueden hacer una vida normal en la casa cerrando las ventanas.
Para pagar el alquiler y la comida Elena trabaja como modista para una tienda de lencería, mientras su marido, antiguo profesor de literatura en un instituto, traduce textos del alemán, pese a la repugnancia que le producen por su ideología nazi.
Lalo (Martiño Rivas), el novio de Elena, es un poeta, también buscado por su ideología pese a su juventud, y por ello decide marcharse con su novia a Portugal, pese al avanzado estado de gestación de esta, que finalmente les impedirá seguir, debiendo instalarse en un cobertizo.
Salvador (Raúl Arévalo), un diácono desorientado tras su lucha en el frente, vuelve al seminario de Ourense. Las dudas en la vocación del joven llevan al Rector (José Ángel Egido) a retrasar su acceso al sacerdocio durante un año. Mientras, Salvador dará clases en el colegio donde estudia Lorenzo, el hijo de Elena, a quien Salvador cree viuda. El diácono se obsesiona con ella y la acosa. La frágil realidad de la familia se tambalea.


El guión se basa en el libro del mismo título de Alberto Méndez, con el que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa.
El libro se compone de cuatro relatos, todos relacionados con la época más dura de la posguerra, la que va de 1939 a 1942. La película de José Luis Cuerda, se basa en el último de los relatos, que da también título al libro, aunque es cierto que introduce algunas escenas del segundo de los relatos, el de la huída de la joven pareja a Portugal, pero lo hace de una manera casi anecdótica y, a mi juicio, parece un poco metido con calzador en el relato general, resultando bastante desaprovechado.


Fueron los años del silencio. Dijo el autor de la novela que todos lo que cuenta lo ha oído, que se trata de historias verdaderas, aunque los nombres y los sitios hayan sido cambiados y la imaginación haya enriquecido los detalles.
La dureza de aquella época, lo que tuvo que soportar aquella gente, los vencidos, o los que simplemente pensaban de otra manera, hace que uno pueda sentir empatía con su sufrimiento desde el primer instante, sin embargo, esto es cine y, en ese aspecto, la impresión que le queda a uno es que la película no está todo lo lograda de pudiera esperarse, con un guión bastante endeble del que, por otra parte, ha sido uno de los mejores guionistas del cine español, Rafael Azcona.
Una historia con mucha fuerza potencial, pero pobremente contada.




4 comentarios:

  1. Lástima de realización porque el argumento es buenísimo y muy de ser divulgado : la persecución que sufrieron por motivos simplemente idoelógicos o de ubicación durante la guerra civil.

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    1. A pesar de todo, no es una mala película, ni mucho menos, se ve con cierto agrado y resulta muy interesante.

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  2. Muy buena película, creo yo. Donde se pone de manifiesto el calvario que tuvieron que pasar ya no solo los que perdieron la guerra, sino todos los que no pensaban como los vencedores. Me he acordado de algún alto cargo malasombra del PP, y que hasta me da asco recordar su nombre, que dijo que lo que hubo en España no fue una dictadura, y que ni hubo golpe de Estado. Hay que ser muy mala gente para decir esas cosas.

    Salud Trecce.

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    1. Cerrar los ojos a la realidad en ciertos asuntos pasa a ser ya un asunto rayano con la hipocresía, cuando no directamente con la maldad.

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