jueves, 28 de junio de 2012

BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANITOS

La princesa Blanca Nieves vive en un castillo sometida al desprecio y humillaciones de su madrastra, una cruel mujer obsesionada por ser la más bella del mundo. Todos los días consulta con su espejo mágico, hasta que este le asegura que la joven Blanca Nieves la ha destronado del puesto y que su hijastra es la más bella.
Corroída por los celos, da orden a uno de sus cazadores para que se lleve a Blanca Nieves al bosque, la mate y, como prueba, le traiga el corazón en un cofre. Pero el cazador se apiada de la joven y no lleva a efecto el mandato de la reina. Entre tanto, Blanca Nieves se refugia en la casita que habitan los enanitos del bosque, donde tiene una existencia feliz rodeada por los animalillos del bosque.
Al enterarse la madrastra de que Blanca Nieves sigue con vida, trama un plan para acabar con ella mediante el empleo de la brujería.



Argumento de sobra conocido, pues forma parte del imaginario infantil, como tantos otros de los relatos populares recogidos por Jacob y Wilhelm Grimm. Aunque se toma como base el cuento de Blanca Nieves, podemos ver claramente referencias tomadas de La Bella Durmiente o de La Cenicienta.


Walt Disney se hipotecó para llevar a la pantalla este sueño suyo, para el que necesitó tres años de intenso trabajo, con 750 profesionales y más de dos millones de bocetos y dibujos. El resultado fue este maravilloso y notable film, lleno de perfeccionismo, una de las películas que más ingresos ha revertido a la productora con el paso del tiempo, ya que tras 75 años, se sigue vendiendo como uno de los productos preferidos para el público infantil.






















El film contiene algunos pasajes que nos resultan inolvidables: El encuentro de Blanca Nieves con los enanitos; los animales del bosque ayudando a la protagonista a encontrar la casita; la madrastra ofreciendo la manzana envenenada; el beso del prícipe azul. Y dentro de estas escenas, alguna que es un verdadero icono, como la de la madrastra consultando al espejo mágico; o los enanitos (Sabio, Mocoso, Gruñón, Feliz, Tímido, Dormilón y Mudito) que ponen el contrapunto gracioso con sus bufonadas. Y qué decir de las canciones, la banda sonora nos ofrece algunos temas que todos hemos tarareado en alguna ocasión (Silbando al trabajar, Hi-ho...)






















A pesar de las críticas que podamos hacerle por su tono almibarado, por la manera de presentar la historia, etc.; lo cierto es que estamos ante una peli que marca el devenir del cine de animación de los años siguientes (se estrenó en 1937), con casi todas las constantes de lo que sería el cine de Disney. A partir del sencillo argumento, asistimos a un relato tierno, entretenido y cautivador: Un clásico.





4 comentarios:

  1. Qué delicia! Una de tantas grandes películas que nos ha dejado Disney.

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  2. Esa horrible bruja ha poblado demasiado a menudo mis pesadillas de infancia...

    La película una obra de arte como casi todas las del tío Walt, (aunque ahora nos parezca B. tan cursi)

    Saludos

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    1. Es que es cursi a más no poder, Maribel, pero además es una joya. ¡Qué canciones tan bonitas!

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