jueves, 3 de mayo de 2018

CERTAIN WOMEN: VIDAS DE MUJER

Tres retazos de vida independientes que no tienen nada en común más allá de la sensación de que estamos ante tres mujeres que se encuentran de alguna manera atrapadas en una vida en la que no parecen sentirse satisfechas o realizadas.
Laura (Laura Dern) es una abogada que defiende a un cliente víctima de una injusticia laboral. A pesar de sentirse culpable por su destino, no podrá hacer nada para salvarlo.
Gina (Michelle Williams) sueña con tener una casa en medio del bosque. Para evitar utilizar madera para construirla, le pedirá a un anciano solitario que le venda unas piedras que en apariencia parecen inservibles. Pero no es consciente de la importancia emocional que pueden tener para él.
Una joven (Lily Gladstone) se encarga de cuidar los caballos en un rancho a lo largo del invierno. Pasa el día totalmente aislada hasta que por casualidad comienza a asistir a unas clases nocturnas impartidas por Elizabeth (Kristen Stewart).
Seres que parecen callados y taciturnos, pero que no dejan de albergar en su interior un cierto halo de rebeldía, aunque sea desde los márgenes, que es donde se encuentran instalados, en perpetuo tránsito por sus carreteras secundarias. Seres a los que no se les suele prestar atención porque sus existencias no parecen albergar demasiado interés pero que vienen a erigirse como representantes anónimos de la América Profunda, de la falta de expectativas y de los sueños perdidos por el camino.


El guión adapta tres relatos de la escritora Maile Meloy: "Travis B.", "Native Sandstone" y "Tome", que a su vez forman parte de sus colecciones "Both Ways is Only Way I Want It" (el primero) y "Half in Love" (los dos útimos).


De nuevo, una película de Kelly Reichardt que no ha podido verse en los cines de nuestro país, como ocurrió con sus anteriores películas. Parece que la distribución española no está por darle una oportunidad a ella y a sus delicadas y minimalistas películas que, al parecer de algunos, son verdadera poesía en imágenes.
El film se desarrolla en un paisaje de gélido y desolado invierno, maravillosamente fotografiado, que parece contrastar con la calidez de los relatos.


La película es una especie de sublimación de lo cotidiano, apenas ocurren cosas y sin embargo, si uno se deja llevar, parece que esa monotonía de largos silencios te arrastra, conduciéndote a una placidez visual en la que se repiten las mismas rutinas que en nuestras propias vidas, esas rutinas que solo sabemos apreciar en lo que valen cuando, de buenas a primeras, algo viene a quebrarlas.
Historias sencillas desde la perspectiva de la mujer, sin estridencias, sin que ninguna de las historias llegue a explotar y que, estoy seguro, pueden resultar insulsas y aburridas para quienes no disfruten de la delicadeza de este cine tan personal de Reichardt, que aprovecha para dejar claro, pero sin agresividad, su mensaje feminista, y que emocionará a quienes se dejen empapar de su estilo, técnicamente depurado y narrativamente sutil.




2 comentarios:

  1. Pues deberían haberle dado una oportunidad aquí, porque anda será que no sueltan cagadas.

    Salud Trecce

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    1. Hay que ser realistas, no creo que hubiera tenido mucha aceptación en las salas de cine, es un cine poco comercial, aunque es cierto lo que dices.

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