jueves, 28 de enero de 2016

LOS SÓTANOS DEL MAJESTIC

Prosper Donge trabaja como encargado del bar del lujoso Hotel Majestic y ha de pasar por la desagradable experiencia de encontrar un cadáver en una taquilla del vestuario de personal.
Se trata de la Sra. Clarke, la esposa de un rico empresario norteamericano que, según todos los indicios, ha sido estrangulada. Pero ¿qué hacía esta mujer en una zona reservada exclusivamente al personal del hotel, situada en los sótanos del mismo? Simenon nos hace recorrer con sus descripciones una zona del lujoso establecimiento que queda fuera de la vista de los huéspedes, como las bambalinas de un teatro, donde una maquinaria bien engrasada, hace que todo funcione a la perfección. Dos mundos, el del personal y el de los clientes, que jamás deben tocarse entre sí fuera de los espacios establecidos.
Pero Maigret tiene a alguien por encima de él, se trata del poder judicial, representado por el juez Bonneau, que indica al comisario que puede interrogar a cualquier persona en el Majestic, pero cualquier persona se refiere a ese personal que trabaja en el hotel, en cuanto al viudo, el Sr. Clark, es demasiado importante, por tanto el juez en persona se encargará de tratar con él (ya se sabe, los contactos que tiene en la embajada estadounidense y esas cosas). Sin embargo, un nuevo cadáver, el de un empleado del hotel, hace que Maigret abandone la cautela que le ha recomendado el juez y ya no ponga cuidado alguno en que el caso sea aireado por la prensa.
Bonneau seguirá una pista falsa, la que le conviene seguir para dejar al margen al Sr. Clark y detener como principal sospechoso a Donge sin que la policía haya presentado ninguna prueba sólida en su contra, pero al juez le ha resultado cómodo cargarle el doble asesinato sin otra base que su humilde origen, una prueba que para el juez resulta suficiente.
Simenon nos muestra a un Maigret compasivo con la clase desfavorecida, esa que trabaja en los sótanos del Majestic, que no ha llegado más arriba porque no son suficientemente inteligentes, en parte porque su origen humilde y la vida misma, les ha cortado toda oportunidad de formarse. En esa lucha por ascender en el escalafón social, algunos logran asomarse a la clase media, pero los de arriba procuran siempre no mancharse con los que suben que a veces tratan de hacerlo mediante estrategias nada limpias, en parte para vengarse de una sociedad que no reconoce sus méritos.
Se trata de vigésimo libro de la serie.




2 comentarios:

  1. Recuerdo haber leído algunas obras del comisario, pero ésta no figura en mi colección.

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