A mediados de los 50 del pasado siglo, la llamada caza de brujas emprendida por el senador Joseph McCarthy desde su puesto en el Senado norteamericano, había extendido sus tentáculos por cualquier ámbito de la vida ciudadana.
El periodista Edward R. Murrow (David Strathairn), se había hecho muy popular en EE.UU. por sus crónicas radiofónicas desde Londres cuando la ciudad británica sufría los bombardeos alemanes, allí acuñó la frase que le acompañaría en la despedida de sus programas: "Buenas noches, y buena suerte".
A su regreso a territorio americano, se convierte en uno de los pioneros de la televisión, sus programas en la CBS, de la que llegó a ser vicepresidente, en algunos casos eran adaptaciones a la pantalla de los formatos que le habían llevado al éxito en la radio. En uno de ellos, "See It Now", que producía junto a Fred Friendly (George Clooney), deciden tratar el asunto de Milo Radulovich, un piloto de la fuerza aérea que ha sido expulsado del ejército sin juicio alguno, porque su padre fue visto leyendo un periódico servio. Tanto Friendly como Murrow y todo el equipo del programa, saben que si emiten el programa criticando las acciones tomadas contra Radulovich, se las acabarán viendo con McCarthy. A pesar de los problemas que eso les puede acarrear, no sólo a nivel personal, sino con los anunciantes del programa, deciden emitir el reportaje, decisión que cuenta con el consentimiento del dueño de la cadena.
Basada en la biografía del famoso periodista Edward R. Murrow, ganador de cinco Emmys y cinco premios Peabody a lo largo de su carrera y cuyo enfrentamiento con McCarthy, significó el punto de inflexión en la deriva paranoica que estaban tomando las iniciativas de la Comisión de Actividades Antiamericanas. Aunque Murrow le quitó importancia a su actuación y la de su equipo, alegando que la influencia del famoso senador estaba comenzando a desvanecerse y que se sentía un tanto avergonzado de ser considerado como un valiente, lo cierto es que hay que ponerse en el lugar y en el momento. En aquellos años, la gente perdía su puesto de trabajo, incluso en la propia CBS, solamente por haber sido llamado a declarar ante la Comisión.
Aunque hemos dicho que se basa en la biografía de este personaje, habría que puntualizar que, en realidad, se centra en todo este asunto de su enfrentamiento con el senador McCarthy, pero hace muchos guiños a algunas cosas relevantes que marcan esa biografía en el aspecto profesional del periodista, desde el discurso que da inicio a la película, tomado casi palabra por palabra, del que pronunció en la convención de la RTNDA de 1958, hasta la primera retransmisión simultánea en directo que se recibió de costa a costa.
Concebida en principio como una especie de programa documental que emitiría la propia CBS, el proyecto fue aumentando de volumen hasta convertirse en la película que vemos, rodada en blanco y negro, muy bien fotografiada y, opino, bastante bien dirigida por un George Clooney que estaba comenzado en esto de la realización.
La actuación del protagonista, David Strathairn, es sensacional, muy bien secundado por un plantel de actores poco conocidos, pero de talento contrastado como queda demostrado en el film.
Como anécdota, decir que algunas personas preguntaban quién era el desconocido actor que interpretaba al senador McCarthy. Pues bien, ese desconocido, no era otro sino el propio senador, ya que todas sus apariciones en el film, están tomadas de grabaciones de archivo sobre sus intervenciones.
No dejaré de mencionar la excelente banda sonora, con una maravillosa serie de interpretaciones jazzisticas en la incomparable voz de Dianne Reeves, que enlaza un temazo tras otro, acompañada de un fantástico conjunto: Matt Catibung al saxo alto y tenor, Peter Martin al piano, Jeff Hamilton a la batería, Robert Hurst y Christoph Luty al bajo y contando además en los créditos con dos músicos como Alan Estes y el incombustible Alex Acuña tocando la percusión en sendos temas.
Cada 23 minutos, el tiempo estandar de emisión en la televisión de la época, la tres veces ganadora del Grammy, nos ofrece una interpretación impagable.
Aparte de resultar un tanto plana en algunos instantes, de esos films a los que les falta algo para llegar a emocionarte, lo cierto es que la película nos habla de la caza de brujas desde otra perspectiva, y además, es una reflexión sobre la difícil posición del periodista televisivo, sometido al dictado de una competencia feroz por conseguir determinadas cuotas de audiencia en un medio en el que se confunde entretenimiento con información y en el que cualquier desvío de lo políticamente correcto, te puede dejar huérfano de anunciantes y, por tanto, exluido de la programación.
Estamos a millones de años luz de tener un Edward R. Murrow español. Por eso, por gentes como ese periodista ha funcionado el sistema yankee.
ResponderEliminarEstupendo relato tuyo, Trecce
Ahora mismo, a los que hay, que los habrá, se les tapa bien la boca, los medios dependen mucho del poder.
EliminarAl parecer el padre era suscriptor del periódico y la hermana comunista, mal asunto en aquella época.
ResponderEliminarEn efecto, el programa de TV. planteaba dos argumentos para rebatir la condena de Radulovich, el primero que no había habido juicio, por lo cual las posibilidades de defensa desaparecían y otro que no se puede condenar a una persona por las ideas de otra, por mucho que fueran su padre y su hermana, Milo Radulovich ni era suscriptor del periódico en cuestión, ni era comunista.
EliminarSe me hizo pesadica... Eso si su bso impecable.
ResponderEliminarLo mejor que pudieron hacer fue darle la duración que tiene, apenas hora y media, la peli, por su formato, pudiera haberse hecho soporífera de otro modo
EliminarEn la prensa española no puede haber periodistas al estilo de Edward R. Murrow, porque la prensa aquí vive más del poder que de los lectores.
ResponderEliminarEs cierto, José Luis, está bastante maniatada.
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