El gran maestro del relato que es Maupassant nos trae en esta ocasión una historia que nada tiene que envidiar a los grandes clásicos del género de misterio y terror.
Escrito en forma de diario, el protagonista nos va relatando cómo siente una presencia, una especie de "otro yo" que va tomando posesión de su cuerpo y de su mente. El relato ofrece una lectura ambigua, pues depende de la predisposición, o de lo que el lector quiera creer, podemos tomar las confesiones del narrador como las de un tipo que va enfermando y atribuye todo su malestar a una presencia maligna cuando en realidad todo es fruto de su mente, o por contra, podemos pensar que, en efecto, esa presencia desasosegante es real y es la causa de su declive físico.
La angustia y el terror, parecen una clara metáfora de algunas de las obsesiones del propio autor.
Claramente en este cuento plasma todas sus obsesiones. Hay otra versión del cuento con algunas variaciones. Buena crítica.
ResponderEliminarEs cierto, Maupassant escribió dos versiones.
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