lunes, 22 de julio de 2013

ALEJANDRO EL GRANDE

Filipo de Macedonia (Fredric March) recibe la noticia del nacimiento de su hijo, a quien su madre ha puesto por nombre Alejandro.
En lugar de la natural alegría por el nacimiento de un heredero, Filipo se debate en un mar de dudas, pues los presagios y los sueños que ha tenido últimamente, le han llenado de desasosiego y ve al recién nacido como una amenaza, un hombre que le disputará la gloria.
Alejandro (Richard Burton) crece preparándose para ser un día la persona que gobierne a todos los griegos, pues el sueño de su padre es unir a todas las ciudades estado de la península helena. Aristóteles (Barry Jones) será su maestro, pero tampoco descuida su preparación como soldado rodeado de un grupo de compañeros que se convertirán en sus más fieles amigos.
La relación de amor/odio con su padre, marcará el devenir de su futuro en su breve pero intensa vida.



Robert Rossen se vio inmerso en aquel desgraciado episodio de la caza de brujas macartista y fue investigado por el Comité de Actividades Antiamericanas. Eso le empujó, como a otros, a venirse a Europa, donde se embarcó en este proyecto, para el que contó con un plantel de buenos actores encabezado por un joven Richard Burton, pero en el que también encontramos nombre conocidos como Claire Bloom, Fredric March o el inolvidable Peter Cushing.


El film está está estructurado en dos partes, la primera se centra en las tormentosas relaciones entre Filipo y Alejandro, guarda formas teatrales, con muchas escenas rodadas en decorados y diálogos entre Alejandro y su madre, o con su preceptor o su padre. Quizá a personas que vean el film y vayan buscando una peli de batallas y conquistas se les haga un tanto pesada, pero desde luego no lo es, todo lo contrario, resulta de lo más interesante.
En la última parte, que arranca con la victoria definitiva de Filipo sobre los atenienses y su posterior asesinato, la acción se vuelve mucho más dinámica y más épica. Sin abandonar esa estructura teatral, se incluyen algunos combates, los correspondientes a las batallas de Queronea e Issos, es decir, las victorias sobre los atenienses y sobre Dario (Harry Andrews), rey de Persia.
No tiene el corte clásico de otros peplums de aquellos años en que estaba tan de moda el género, pero sin embargo si que tiene cierta grandiosidad en la puesta en escena y en la aparición de grupos numerosos de extras. Las batallas que se nos muestran, dejan un sabor agridulce, por un lado es de agradecer su rodaje en escenarios naturales, pero en algún caso parecen más pequeñas escaramuzas que los grandes enfrentamientos que debieron ser a juzgar por el número de combatientes que narran las crónicas e incluso el mismo film cuando nos da noticias de ejércitos de cientos de miles de efectivos.


Si Brad Pitt en Troya, con su faldita, levantó pasiones entre ellas (y ellos), me imagino que el bueno de Richard Burton, joven y guapo, con un modelito que nada tiene que envidiar al de Pitt, pondría en marcha los motores de más de una (y de uno), lo que ocurre es que estamos en 1956 y, claro, los tiempos eran otros.
A mi me ha parecido un trabajo muy digno en el que quizá Robert Rossen (autor también del guión), naufraga un poco por haber querido abarcar mucho y, en el caso de Alejandro Magno, ese mucho es demasiado para un film. Al final ni profundiza en la personalidad de Alejandro, ni en sus conquistas bélicas, queda todo en un apunte y, de repente, el metraje no da para más, ¡zas, se acabó!, cuando realmente sólo intuímos el cambio de personalidad del joven aprendiz, al megalómano conquistador y en cuanto a sus triunfos en el campo de batalla, se pasa por ellos bastante deprisa a base de tirar de la consabida imagen con el mapa por el que va discurriendo la rayita que nos muestra el avance hasta el Indo.
La película se rodó en España, con exteriores en Manzanares el Real, El Molar, Rascafría y Málaga. Se reconocen perfectamente los pueblos de la sierra madrileña, con sus estrechas y empinadas calles, sus casas y cercas de piedra, los campos sembrados, los portones de madera de los corrales, etc.
También hubo actores españoles en el reparto, quizá la más conocida sea Marisa de Leza que interpretó el papel de Eurydice.
Peli entretenida y con más interés de lo que pueda parecer por el olvido al que ha quedado relegada.




8 comentarios:

  1. Dada la complejidad de Alejandro Magno, es difícil reflejar su vida en una película. Porque Alejandro Magno era mucho Alejandro. Supo doblegar a todos los pueblos que se revelaron cuando asesinaron a su padre Filipo II, como si fuera ya un general curtido con numerosas batallas. Así y todo, creo que estamos ante una película bastante bien lograda

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    1. Alejandro y su figura están aún esperando la película definitiva (es un decir, claro).

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  2. Guardo muy buen recuerdo de esta película... la secuencia de la muerte de Clito, por ejemplo. Una película que merece más de un revisionado.

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    1. A mí, en líneas generales, me gustó. Gran trabajo de actores, diálogos logrados y, para quien conozca la historia del macedonio, unas cuantas pinceladas sobre su vida, sobre todo de su relación con Filipo, muy interesantes.
      El problema está en que el gran público no está muy ducho en algunos antecedentes y puede que por eso (y más cosas, claro) no haya superado el paso del tiempo.

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  3. No la he visto y por lo que cuentas parece interesante. ¡La veré!

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  4. Pues fíjate que es una película que no me la he podido tragar entera las últimas veces que lo he intentado. No me gusta, no.

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    1. Bueno, Iñigo, no voy a repetir lo de los gustos.
      Dicho lo cual, insisto en lo expuesto en la entrada, creo que Rossen intentó abarcar tanto que al final se queda a medias en bastantes cosas.

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