
De los dos ermitaños el más joven se niega en rotundo dado que su voto de castidad le obliga a evitar las tentaciones, sin embargo el más mayor toma firmemente a la joven mujer en sus brazos y cruza el río con ella, su compañero, perplejo cruza el río tras él.
Al cruzar el río el ermitaño mayor suelta a la joven en la orilla y le desea buen viaje, mientras que el menor queda en silencio.
Tras dos horas caminando el menor, que hasta entonces nada había hablado dice con cierto rencor:
- Cogiste en tu brazos a esa mujer y la llevaste por el rio…
A lo que el mayor le responde:
- ¡Ah! ¿Tu aún la llevas?
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