viernes, 22 de noviembre de 2019

CISNE NEGRO

Thomas Leroy (Vincent Cassel), el director artístico de una compañía de ballet de la ciudad de Nueva York, está montando Swan Lake (El lago de los cisnes) como la próxima producción de la compañía. Muchas de las bailarinas de la compañía aspiran a obtener el papel principal, que anteriormente habría sido, sin género de dudas, para la ex bailarina principal de la compañía, Beth Macintyre (Winona Ryder), antes de su retiro forzoso. Nadie ansía el papel más que Nina Sayers (Natalie Portman), que vive para bailar, tanto que quiere ser exactamente como Beth en todos los aspectos. Nina vive con su dominante y sobreprotectora madre, Erica Sayers (Barbara Hershey), una ex bailarina que ahora vive indirectamente, a través de su hija, todo lo que ella no pudo conseguir como bailarina. Nina es una bailarina técnicamente competente y trabajadora que puede captar fácilmente la esencia del inocente cisne blanco, pero Thomas no cree que tenga la oscura pasión necesaria para representar al cisne negro. Una reacción inesperada de Nina convence a Thomas de que Nina puede tener lo que se necesita y le adjudica el papel, al tiempo que presiona a la chica para que saque al exterior esa pasión que él está convencido lleva dentro. Nina siente que su nuevo lugar en la compañía está amenazado por Lily (Mila Kunis), una bailarina recién llegada a la compañía desde San Francisco. Lily es más floja en todos los aspectos de su arte que Nina, aunque abarca mejor la esencia del cisne negro. Pero como Nina cree que Lily es para ella lo que ella misma fue para Beth, está dispuesta a hacer todo lo que sea necesario para ser perfecta, tanto en el cisne blanco como en el cisne negro, algo que acabará teniendo graves consecuencias emocionales para ella.


Es la historia de una transformación o, más bien de una evolución. Nina es una niña, a pesar de su edad, en buena parte porque su madre la tiene entre algodones y no la deja madurar. La joven se enfrenta a un grave dilema para el que no está en absoluto preparada y es que el papel que se le ofrece en la representación de la nueva obra, requiere que interprete dos personajes bien diferente, el cisne blanco, para el que está de sobra preparada, representa la dulzura, la candidez, la inocencia y el cisne negro, precisa dejar aflorar el lado oscuro, la maldad, lo perverso que en mayor o menor medida escondemos todos dentro, algo que a Nina le resulta imposible.
Además, su madre, al ver lo que le afecta el papel que está preparando, la agobia y pretende que renuncie, quiere que siga siendo su niña. Mientras, el director de la compañía, la presiona para que deje aflorar su lado oscuro y así poder dar credibilidad a su interpretación del cisne negro. Esta dicotomía, este querer contentar a las dos personas que la presionan en sentidos distintos y el afán de conjugar las dos personalidades que se le piden para interpretar a ambos cisnes, darán lugar a la tragedia de Nina.


Darren Aronofsky, que llevaba muchos años dando vueltas al proyecto, consigue aquí altos grados de perfección técnica y artística y de una historia aparentemente sencilla, el afán de una bailarina por conseguir el papel de su vida, saca una historia compleja de intriga psicológica cargada de tensión y plagada de simbolismo que no siempre es fácil de apreciar. Estos símbolos, que van marcando la transformación de la protagonista y su transición forzada y apresurada desde la infancia a la vida adulta, son los que dan altura a la narración que de no ser por estos, resultaría demasiado simple.
Buenas interpretaciones, imágenes bellas y plásticas y el retrato del duro mundo de la danza, exquisito por fuera, pero que encierra una lucha constante e incluso odios y envidias por dentro, para una película que no todos entenderán, al menos a la primera.




No hay comentarios:

Publicar un comentario